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Playa Bamba, edén tortuguero en Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Redacción

PLAYA BAMBA, Concepción Bamba, Tehuantepec, Oaxaca.-Esta playa es el refugio perfecto para tortugas marinas y raiders.


Apenas visible tras un camino de terracería de 4 kilómetros, sobre la carretera 200 rumbo a Huatulco, se esconde un lugar paradisiaco que, además de ser centro de preservación de los quelonios, se practica el sandboard (una suerte de surfing o esquí en arena) en una duna considerada entre las cinco más grandes del mundo.


De la única palapa que existe en esta reserva natural sale don Osvaldo Escobar al encuentro de turistas y visitantes interesados en el campamento tortuguero o en subir a la duna.


Narra que, por propia iniciativa y de otros pescadores conformó un grupo comunitario voluntario para instalar un lugar de reserva para las tortugas.


La cooperativa Cochabamba está legalmente reconocida por las instituciones de gobierno encargadas de la conservación del medio ambiente.


Hombres y mujeres cuidan a las tortugas cuando arriban para  desovar y luego, en el corral, protegen los huevos  contra la acción de los depredadores.


Don Osvaldo y su familia iniciaron este proyecto desde hace siete años. En ese lapso, comenta, buscó apoyo de diversas instancias, desde autoridades y hasta partidos políticos, pero careció de respuesta.  Fue hasta que conoció la Red de los Humedales cuando él, junto con el resto de socios de la cooperativa, encontraron eco a su inquietud como ecologistas.


Al principio, añade, se contó con el apoyo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), pero actualmente no hay respaldo alguno.


“Para lograr la conservación de las poblaciones de tortugas contamos con un corral de anidación, realizamos patrullajes nocturnos para detectar y ahuyentar a los depredadores, y protegemos los nidos”, destaca.


“Carecemos de financiamiento y de apoyos gubernamentales; este trabajo lo hacemos con recursos propios”, señala don Osvaldo.


En estas playas, refiere, se han liberado, por temporadas, hasta 16 mil tortuguitas de la especie Golfina.


SIN PROMOCIÓN


Sin embargo, a pesar de que esta playa ofrece un sinfín de atractivos, como lo es, por ejemplo, una gran roca de color azul, y una pequeña laguna, no cuenta con promoción.


“Nos hace falta mucha difusión. El gobierno, a través de la Secretaría de Turismo, nos ignora. Nosotros hemos tenido que crear, con ayuda de algunos jóvenes, una página para invitar a la población y al turismo a que venga a conocernos y a vivir una experiencia en el campamento tortuguero y/o en la duna”, dice don Osvaldo.


La falta de infraestructura moderna y adecuada es la muestra de su dicho.


En esta playa hay algunas casitas de hospedaje para los turistas, aunque la mayoría ofrece hamacas.


Solamente se observa la vieja palapa de don Osvaldo, que ofrece algunos refrescos. Sin embargo, no hay más servicios.


DEPORTE EXTREMO


En esta playa también se practica el sandboard.


Moisés, hijo de don Osvaldo, es un raider (que practica el sandboard) y explica que la duna mide aproximadamente 30 metros de altura. “Es de las mejores del mundo”, expone.


No por nada, refiere, hace un año se realizó aquí un torneo mundial; sin embargo, este año no se llevará a cabo porque el ayuntamiento careció de los recursos para traer a los participantes.


A esta playa han llegado deportistas de diversos países, entre ellos, de Brasil y Rusia, considerados los “reyes del Sandboard”.


“Además de la adrenalina, se disfruta del paisaje en esta playa casi virgen”, refiere Moisés.


Señala que para practicar esta actividad extrema se requiere buena condición física, concentración y equilibrio.


Destaca que este cerro de arena es “mágico” y permite deslizarse con gran facilidad sobre esta tierra blanca y finísima.


“Se cuentan muchas anécdotas de esta duna, por ejemplo, que aunque aquí soplan muy fuertes vientos, la arena nunca se mueve”, expone.


La playa secreta


Para llegar a este destino turístico, hay que transitar un camino de terracería. Sobre la carretera 200 a Huatulco, justo en el kilómetro 352, a 40 kilómetros saliendo de Salina Cruz, hay un letrero que indica la existencia de este pequeño poblado de pescadores que combinan su actividad con la conservación de las especies.

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