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Paraíso de diseño

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- En el paradisiaco ambiente natural de la Riviera de Nayarit, que combina la playa y una extensa vegetación, se ubica el Hotel W Punta Mita, un concepto de diseño con guiños a diferentes componentes de la cultura mexicana.


La propuesta fue creada por el despacho capitalino AOMA, liderado por los arquitectos Constanze Martens y Jihei Aoki, en colaboración con las firmas Mr. Important Design, Aset y el equipo de diseño de Starwood Hotels.


Los tres tipos de habitaciones que componen el hotel se definieron por las vistas que tendrían: unas se abren al mar, otras están inmersas en un ambiente selvático y las otras dan a un cuerpo de agua que fue parte del diseño.


"Fue padrísimo definir la posición de cada una de las villas. Cuando fuimos con los topógrafos, era como dibujar una maqueta uno a uno, hacer la villa para atrás o a un lado para salvar todos los árboles importantes que pudimos", explicó Aoki.


El proyecto, que cuenta con recursos naturales locales, como piedra y madera, fue ideado para ser, eventualmente, envuelto de nuevo por la naturaleza, a la cual permite colarse al interior mediante grandes ventanales y zonas de transición, como pérgolas.


"Si vas a la playa, quieres estar fuera, pero no puedes estar al rayo del sol todo el tiempo, entonces es importante tener espacios de sombra pero con el ambiente que fuiste a disfrutar", comentó la arquitecta Martens.


"La parte de la conciencia energética, en medida de lo posible, lo buscamos desde el principio con estas transiciones. Tener espacios no cerrados, sombreados, pero con brisa, y que, además están muy cerca del mar".


Sin temor al color


En el punto donde se ubica la propuesta convergen distintos elementos de la cultura mexicana, como las tradiciones huicholes, el estilo de vida bohemio de los surfistas y el arte sacro, los cuales sirvieron de inspiración para el concepto de diseño del lugar.


"W lo que busca es que un hotel no se parezca a otro. Entonces, hicimos un análisis de la cultura local que tomamos como hilo conductor", señaló Martens. "No pretendíamos que fuera un museo, pero nos guiamos por el surf y la cultura huichol".


Esto se aprecia desde los espacios públicos, como la estatua de una calavera mariachi de más de 2 metros de altura que recibe en la entrada a los huéspedes, hasta los privados, como aquellas habitaciones con piso de pasta donde la cabecera de la cama es una tabla de surf.


Sin embargo, el elemento más llamativo en este sentido es un "Camino Huichol", el cual presume una serie de patrones inspirados en esta cultura y construido con mosaicos fotoluminiscentes en vivas tonalidades de verde y azul.


"El camino es el corazón de los espacios públicos. Es lo primero que ves cuando entras, desciende al bar por unas grandes escaleras, atraviesa este espacio, sale a la zona de la alberca y culmina en un observatorio cercano al mar", expuso Charles Doell, de la firma estadounidense Mr. Important Design, que colaboró en la parte conceptual de diseño.


Para la creación de múltiples elementos decorativos interiores, como paneles metálicos que evocan la técnica del papel picado o gráficos de Frida Kahlo con una patineta, se contó con la colaboración de talleres locales, como Mann Made México y Revolución del Sueño.


Las texturas y materiales del mobiliario, mucho del cual fue diseñado específicamente para el lugar, fueron definidos por su ubicación dentro del hotel y por la función a desempeñar.


"Hay materiales distintos que tienen que ver con el uso. Los espacios públicos tienen que estar pensados para tránsitos pesados y los privados para un tránsito más amable, además de que normalmente están bajo techo. Esto nos abre un abanico a materiales más nobles o de menos uso rudo", expuso Aoki.

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