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Abre el Tamayo sus entrañas

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- Además del pintor excepcional, Rufino Tamayo fue un coleccionista visionario que donó al país un acervo que, según estimaciones del Secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa, está valuado entre 150 y 170 millones de dólares.
El objetivo del oaxaqueño fue crear un museo, el Tamayo, para que allí se exhibiera de manera permanente, más allá de sus propias obras, su colección de arte internacional, voluntad que las autoridades culturales habían "embodegado".
"A partir del 2008, fue retirada de los muros la colección permanente de arte internacional de los Tamayo, como buena parte de los cuadros de la mano misma de Tamayo", lamenta Tovar y de Teresa durante una visita a las bodegas del recinto.
No refiere el nombre de quien tomó aquella decisión "institucional", que él reprueba por ir en contra, según dice, de la voluntad del artista, pero el INBA lo encabezaba entonces Teresa Franco (actual titular del INAH) y el Conaculta (hoy Secretaría de Cultura) Sergio Vela.
Ahora se busca reparar la decisión, y el 30 de julio el acervo regresará a las salas de exhibición, a manera de celebrar el 25 aniversario luctuoso del pintor, que se cumple hoy, y de los 35 años de la apertura del recinto.
La obra más antigua de la colección es un óleo titulado Pintura, de 1927, de Joan Miró, y el último Mujer, de Dieter Hacker, en 1990. Olga Tamayo, ya viuda, adquiriría La chica de la pelota, de Manolo Valdés, ya cerca de su muerte, en 1994.
"Estas dos (últimas) pinturas muestran la vitalidad de estos dos ancianos, que seguían interesados en la redefinición de la pintura", señala quien conoce este legado de memoria, Juan Carlos Pereda, subdirector de colecciones del museo.
El acervo, que alcanzó las 315 piezas, incluye obras de Picasso, Warhol, Bacon, Dalí..., y algunas de arte cinético, que no eran, cuenta Pereda, del agrado de los Tamayo, pero que sabía que tendrían que estar en el relato del siglo 20.
Sus dos asesores en la compra de obras fueron Fernando Gamboa y Pierre Levai, entonces director de la Marlborough Gallery.
Tovar y de Teresa asegura que ya platicó con las tres sobrinas de los Tamayo, las hermanas Bermúdez, para que se incluya en los estatutos de la Fundación Olga y Rufino Tamayo como principio u objetivo central del recinto exhibir la colección, para evitar que la voluntad del artista se vuelva a desvirtuar.
Desde que abrió el museo, en 1981, ha crecido el acervo hasta sumar las 600 piezas, a partir de adquisiciones o donaciones. Algunas de las más recientes llevan la firma de Francis Alÿs.
El dato: Para 2017, se planea lanzar el catálogo razonado de la obra de Tamayo que prepara Pereda. En sus 91 años, creó cerca de mil 500 pieza.

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