Fausta Ibáñez Rios
Una de las mejores películas de Robert Zemeckis, se estrenó el 7 de diciembre del año 2000, protagonizada por Tom Hanks.
En ella nos entrega la historia de supervivencia y soledad que vive Chuck Noland, directivo importante de FedEx, quien odiaba perder el tiempo y entrenaba a los trabajadores para optimizar la entrega de paquetes, lo más rápido posible.
Las citas con Kelly, su novia, al igual que su trabajo, las programaba con anticipación para aprovechar el mayor tiempo posible.
Una Navidad se despide de ella por un viaje de trabajo que duraría una semana; sin embargo, durante el viaje, el avión cae al océano en medio de una fuerte tormenta y solo Chuck se salva milagrosamente; es arrastrado por la marea a una isla, en la cual sortea una serie de dificultades para sobrevivir y tratar de regresar a la civilización motivado por el amor que siente por Kelly, con quien tenía planes de boda.
En esa situación de soledad, lo acompaña la fotografía de ella dentro de un reloj de bolsillo que le obsequió antes de partir; también recrea la forma de un rostro humano en un balón manchado de su sangre; lo nombra Wilson, lo vuelve su compañero inseparable durante los cuatro años.
En la película se puede observar la maestría del director en los contrastes del tiempo y las circunstancias; en un principio, la rapidez con la que transcurre la vida de Chuck, el ambiente rodeado de personas, luego la lentitud y la soledad dentro de la isla.
El director toca esa necesidad humana de estar acompañado por otro; en este caso, Chuck creó una cara humana en un balón que se encontraba dentro de uno de los paquetes que llegaron flotando con ayuda de la marea.
Chuck logra mantener la cordura a través de su amistad con Wilson; mediante sus conversaciones, conocemos sus sentimientos, deseos, planes de boda y la intención de entregar el único paquete que conserva.
