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Reflexiones del seminario de clínica

camino3
Foto(s): Cortesía
Redacción

Por Magdalena Elizabeth Ferrer García

Cuando llegué a la licenciatura en Psicología me encontraba en el discurso de “ayudar”; en ese entonces no contaba con un análisis propio y tampoco tenía el conocimiento previo de qué es aquello que se espera de una carrera en Psicología; así inicié.

Las expectativas depositadas en el comienzo de la licenciatura cambiaron y algunas se extinguieron con el paso del curso. Previamente, contaba con una carrera técnica en Informática y Computación, la cual me proveyó de un aprendizaje lógico, del cual recibí ayuda. En los primeros semestres me incliné hacia algunas disciplinas, las cuales, a mi parecer, contenían conocimientos interesantes; sin embargo, de los diferentes discursos que escuchaba —algunos contradictorios y otros no tan claros—, uno llamó mi atención: el Psicoanálisis.

Pronto tuve contacto con libros escritos por Sigmund Freud, como parte de mis primeros aprendizajes, abordando en apenas un semestre Tres ensayos de una teoría sexual y un taller sobre La interpretación de los sueños. Estos me dejaron el siguiente aprendizaje: cuando el ser humano presenta algún síntoma en su ser, en el fondo existe una “raíz” que debe ser analizada, más allá del sentir y la molestia de la persona.

Mi primer contacto formal con el Psicoanálisis

Al finalizar la licenciatura en Psicología, esta me proporcionó amplios conocimientos, pero también una necesidad de conocer más, específicamente, sobre Psicoanálisis. Con el alcance de las redes sociales y una labor de búsqueda encontré el anuncio de un seminario, que a la letra indicaba: “Psicoanálisis didáctico: El inicio de la práctica clínica”. Ahí encontré una forma distinta de instruir el Psicoanálisis, la cual concibo como una conjunción de toda la teoría. De esta forma pude observarla como una unidad y no como una serie de temas aislados que deben aprenderse uno a uno.

Para comprender esta teoría me hice a la idea de partir de cero, es decir, llegar con nada; y lo logré, me sentí ignorante desde el primer día. Al pasar de los meses, el seminario me otorgó conceptos y técnicas excelentes. Me sentí como un globo que revienta al contacto con las espinas; eché abajo ideas y conceptos erróneos entorpecedores de la tarea de investigación. A cambio de prestar docilidad, obtuve orden respecto a las ideas, claridad respecto a la técnica y certeza sobre el propio análisis. Así pues, estoy entendiendo un poco más de la teoría Freudiana.

Adquisiciones en el seminario

Durante estos meses, aprendí que el psicoanalista debe tener un lugar de respeto, pues se encarga de investigar algo sumamente delicado: el alma. Para ello, los que iniciamos este camino, los principiantes del Psicoanálisis, no debemos conformarnos con tomar en cuenta únicamente la teoría, sino también nuestra personalidad, principalmente al Yo, pues esta instancia psíquica es la encargada de tomar del mundo exterior elementos para crear ideas y conceptos, formando con ellos su propia moral, su ética y una cosmovisión, que le permitirán llevar a cabo una de sus funciones, la denegación, lo que entorpece cualquier análisis a realizar.

Este seminario me ha hecho comprender la responsabilidad que implica ser psicoanalista; menos omnipotencia del yo y más docilidad y paciencia.

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

[email protected]

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