Por Daniela Clarisa Concha León
"La última sonrisa de la inocencia marca el suspiro hacia la libertad".
El último acto de Angeliki es el paso final para que la mentira hecha verdad comience a fracturarse. Las verdades creadas a conveniencia de algunos solo se sostienen por la aceptación y la complicidad de otros. La fragilidad de la hipocresía se anuncia con el paso del tiempo.
En la vida cotidiana basta voltear la mirada o abandonar la ceguera conveniente para observar que nuestra realidad está cargada de construcciones con cimientos de dudable nobleza hacia el bien común, que muchas veces son la edificación de elementos cuya procedencia se desconoce. Algunos son necesarios, otros sustituibles.
Es así como se muestra en “Miss violence”, película griega de 2013 dirigida por Alexandros Anranas, que deja entrever que hay ciertos elementos dentro de la familia que son cruelmente sustituidos por el miembro de mayor jerarquía, quien se privilegia del poder y el dinero sin importar el daño que provoca a aquellas personas quienes se supone estaba destinado a proteger.
A Angeliki, de 11 años, la acompañan la decepción, la tristeza y el miedo ante la impotencia de no poder cambiar su destino. Ella tomó una decisión, el único camino que le representaba esperanza, ante la cual el espectador queda con la incógnita de saber si fue la elección correcta.
Las personas transitamos sobre creaciones humanas que se vuelven imponentes al paso del tiempo y se solidifican con cada acción, pues es finalmente el individuo quien decide qué rumbo seguir y la postura que tomará ante la vida.
Hay personas que no están dispuestas a aceptar la crueldad aparentemente inevitable a pesar de que muchas veces son criticadas por no hacerlo. Angeliki se rehusó a vender su inocencia, pero ¿qué haría el espectador ante tales circunstancias?
Posiblemente se percate de que ya no hay un mañana, pues el mundo está a punto de resquebrajarse y la aceptación y complicidad ya no tienen lugar, pues cuando el peso del engaño es muy fuerte, la verdad y la libertad sólo pueden emerger de una forma violenta.
