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Lecturas para la vida: Cartas de temporada

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Por: Mónica Ortiz Sampablo

Queridos amigos:

Al fin llegó el año nuevo y no podía permitir que esta fecha pasara sin escribirles una cartita; primero que nada les agradezco el encuentro, para aquellos que se toman el tiempo de leer estas líneas. Dedico esta carta también a las amistades que están en mi mente y en mi corazón, amistades de las redes sociales que me permiten conocer sus propósitos de Año Nuevo mediante la lectura de lo que escriben y suben a sus redes. Confieso que he leído varios para escribir esta carta-nota. Esperando que todos sus propósitos se cumplan y que sus sueños también, prosigo.

Bajar de peso, hacer más ejercicio, comer más sano, son algunos de los propósitos más comunes, acompañados de fotos o de frases como “ya después de la Rosca de Reyes…” pero también hay otros; como incrementar el número de libros para leer, con la foto de una pila de títulos, comprados, recibidos como regalo o rescatados de los propósitos del año que pasó. Hay propósitos que están unos escalones más arriba, enmiendas como ser más amable, menos egoísta, mejor vecino, en fin, muchos y de todo tipo; pero, en realidad ¿se cumplirán?

Mark Twain, escritor estadounidense, de quien admiro el sarcasmo, escribió en 1863, para la publicación Territorial Enterprise lo siguiente: “Este es el momento aceptable para hacer los usuales buenos propósitos de cada año. La semana próxima podrás volver a pavimentar el camino del infierno con ello, como siempre. Ayer todos fumaron su último cigarro, bebieron su último trago y juraron su última promesa. Hoy somos una comunidad piadosa y ejemplar. De aquí a 30 días, habremos echado nuestra enmienda al viento y reducido nuestros defectos considerablemente más cortos que nunca”. Me parece excelente, así lo veía él y he de suponer que lo sostenía en la observación profunda del comportamiento humano, que podemos decir que especialmente es el mismo a través del tiempo. Desde luego, esta carta no pretende sabotear los propósitos de nadie, pero me pareció oportuna, dado que creo que el ser humano es el único animal que tiene la capacidad de hacerse propósitos que luego no cumple.

Al otro lado de la moneda tenemos el pensamiento más amable de Ítalo Calvino, otro gran escritor, quien ante la angustia que genera el hecho de cumplir estos propósitos propone algo muy sencillo: plantear bien el objetivo y trabajar en conseguirlo día con día, siempre dentro de los límites de las posibilidades.

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