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LECTURAS PARA LA VIDA: Carta a Sylvia

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Mónica Ortiz Sampablo

 

Querida Sylvia:

Aquí estoy, vine a conocerte, viajé durante años para encontrarme contigo; era preciso tener al menos una aproximación a ti, a tu vida específicamente; tus poemas son un legado, deberías verlo; eres una escritora muy leída. 

Te escribo desde otro siglo, todavía faltan algunos años para el centenario de tu nacimiento; ahora hay más escritoras, que al igual que tú manifiestan su rebeldía mediante la escritura. El feminismo se ha convertido en un movimiento muy fuerte, cada vez más mujeres alzamos la voz para hacer visible todo lo que somos, cada día estamos menos dispuestas a minimizarnos.

Es imposible leer tu obra y no ser interpretarla, sobre todo al analizar las circunstancias en las que te dedicaste con empeño a escribir; la asfixiante vida, las labores del hogar, la revisión de los textos de tu esposo, a quien no voy a nombrar aquí; es molesto, ¿sabes?

Lo conocí también al leer más sobre ti, fue inevitable, llegué a ello porque quería saber más, conocer tus abismos, sentirte más cerca, entenderte mejor. Pude haber leído tu biografía, pero al final encontré que quienes la escribieron tuvieron el sustrato de tus cartas, abrevaron de tus diarios.

Debo confesar que es un dilema, ante el que cada lector toma su decisión: descubrirte a través de tu obra y sólo quedarse con ello o ir más adentro, no sólo por empatía; quizá se trata de esa doble moral de la que hablaste y que tanto te molestaba, pero que al final reconocías en ti misma. 

La primera vez que vi una foto tuya tan sonriente, tan hermosa, divagué en mis prejuicios; ¿cómo podía existir tanta angustia dentro de una mujer tan sonriente?; así eras tú, pero tenías papel, tinta y talento para vaciar aquello que te atormentaba. Lo que escribiste en tu "Campana de cristal" resulta un espejo para muchas mujeres, quienes a pesar del paso del tiempo continuamos siendo blanco de múltiples adjetivaciones; tocar los límites de la locura. 

En este tiempo existe algo llamado sororidad que es una red de apoyo entre mujeres; sabemos que juntas podemos no sólo escucharnos, también hacernos fuertes para superar situaciones difíciles, para liberarnos de nuestras campanas de cristal y la estridencia de sus percusiones.

Gracias Sylvia, sé que seguiré adentrándome en tu obra literaria, también estoy segura de que seguiré escuchando tu nombre.

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