Pasar al contenido principal
x

LECTURAS PARA LA VIDA: Carta a Roald Dahl

roal_dahl
Foto(s): Cortesía
Redacción

Mónica Ortiz Sampablo

 

Querido Roald:

Te escribo imaginando que esta carta te llegará donde te encuentres, quizá en alguno de los chocolatosos escenarios de tu mente, o en uno de los cielos más azules que disfrutabas volando solo. Sé que invertías una buena parte del tiempo en escribir cartas y te gustaba hacerlo porque en tus textos aparecen referencias epistolares, propias, pero también de tus personajes; por eso espero que no le hagas el feo a esta sencilla carta.

Conocerte a través de tus letras ha sido todo un acontecimiento, que no se compara con las biografías acartonadas que hay por doquier. Nadie mejor que tú  para contar con desparpajo los acontecimientos de tu vida, para rememorar con gracia y elegancia incluso lo más burdo que ocurrió en tu infancia o juventud.

Especialmente me detengo en los sucesos desgraciados, por ejemplo, la muerte de tu hermana y el casi inmediato fallecimiento de tu padre, eras muy pequeño. No imagino ese trance, hoy dirían que fuiste un niño resiliente, aunque probablemente esa palabra no te habría agradado más que para sacarle jugo en alguno de tus relatos. En fin, quiero decirte que admiro la manera tan ocurrente y el humor negro con el que plasmabas lo que te aconteció; sin embargo, hay algo que no puedo dejar de contarte en esta carta, algo que te va a desternillar de risa.

Hace unos meses, a alguien se le ocurrió que tus libros atentaban contra la integridad de las personas, y que por lo tanto debían ser reescritos, sustituyendo algunas palabras, incluso frases, por otras digamos “más amables”.

En ese tenor, palabras como “gordo”, “feo” “loco” o” demente” se remplazarían. Obviamente eso resulta absurdo, primero porque no estás para defender tu obra, que evidentemente es del gusto de muchos lectores en muchos países, imagínate que se han vendido unos 250 millones de ejemplares alrededor del mundo, ¿quién quiere comprar un libro sin ese sabroso trago de ironía tan Dahl?

En tu obra es evidente la exploración de los claroscuros de tus personajes, ya fueran niños o adultos, sólo que ahora algunas editoriales consideran que a la literatura la pueden tijeretear para que los lectores salgan ilesos, así ¿qué chiste tiene?, si la terapia en sí misma es leerte.

Deseo que estas personas dejen en paz tu obra y prometo compartirla con mis amigos psicoanalistas, en el afán de que la recomienden como una terapia efectiva para los gordos y feos. Sin más me despido.

Mónica

[email protected]

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.