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La formación del psicoanalista: un asunto de deseo

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Alejandro José Ortiz Sampablo

Noches atrás, cuando leía un texto de Sigmund Freud de 1990 que se publicó en el manual de medicina, Die Gesundheit (La salud), recordé mi encuentro con el Psicoanálisis y mi ingreso a la formación de analistas años después.

El encuentro

Cuando inicié la formación como psicoanalista, prontamente me vi involucrado en discusiones sobre dicho tema, pues era sobre el cual trabajaba el grupo de analistas, en específico “La política Lacaniana”. Seguramente, al igual que muchos lectores, me quedé con la interrogante: ¿Qué demonios es eso? Me dediqué a escucharlos, aun cuando comprendía algunas palabras, e incluso planteaban interrogantes que como paciente psicoanalítico me había hecho; surgían más dudas; una de ellas era la que corresponde al análisis personal del psicoanalista.

He mencionado que mi encuentro con la creación freudiana fue inesperado. Cumplía los dieciocho años cuando conocí a una nueva amiga quien me invitó a un cine debate; fue ahí donde escuché una frase que me perturbó, que años más tarde logré comprender: “El deseo del hombre es el deseo del Otro”; también supe que su autor era el psicoanalista francés Jacques Marie Émile Lacan. A pesar de que, quien estaba al frente de la charla era un joven entusiasta por el Psicoanálisis, es la fecha que aún recojo enseñanzas de aquella tarde.

Una experiencia extraña

No debió pasar más de una semana cuando ingresé a un taller de comentario de texto, donde se daba lectura a la “Interpretación de los sueños”, libro en el que Sigmund Freud expone detalladamente su método de investigación. Mi mundo hasta esos días estuvo alejado de la vida intelectual; mi mente era buena resolviendo cosas prácticas, tecnológicas incluso, mas todo lo que aparecía ante mis ojos era nuevo.

Las interrogantes que tenía hasta ese entonces sobre la vida y el alma eran solo eso, no pasaba que gastara unos ratos para intentar resolverlas, no imaginaba que existiera un lugar donde darles cause. Cuando descubrí que tal lugar era la terapia analítica, no dudé en ingresar. La primera experiencia fue algo bizarra, ya que ingresé a una terapia grupal, la que al poco tiempo desintegró el psicoanalista a cargo, pues ese tipo de terapia representa más dificultades que beneficios. Hoy excuso a aquel analista de hacer dicho experimento, principalmente por el arrojo, además de que hoy recojo dicha experiencia de otras maneras. Cuando cambié a la modalidad individual, descubrí poco a poco un mundo que no imaginé existiera en mí.

El debate sobre la obligatoriedad o no, del análisis personal del psicoanalista o para quien realiza la demanda de formación, se me antojaba absurda; desde esa época me era claro que la formación del psicoanalista es del orden del deseo. Y por lo que sabía hasta ese entonces, cuando se desea algo, el sujeto no escatima en acciones; luego entonces, ¿por qué se opondría el futuro analista a tomar algo que lo implica directamente en su deseo?

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

[email protected]

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