Explora Aura García-Junco un mundo de mapas y estatuas en nuevo libro

Estatuas, mapas y desaparecidos, tres universos en sí mismos que conjugados en una realidad paralela, en la Ciudad de México, en el año 2025, la que antes fue una de las avenidas más transitadas, Madero, está ocupada por las estatuas de los cientos de mujeres, hombres y hasta de niños desaparecidos día tras día. La novela más reciente de la escritora Aura García-Junco reúne estos temas en una narrativa fragmentaria, la de tres personajes: una profesora universitaria, un alcohólico en recuperación y una joven furiosa que reniega del destino.

“Mar de piedra” es la segunda novela de la autora mexicana, considerada por la revista “Granta”, como una de las 25 mejores narradoras jóvenes en español.  En entrevista, la escritora compartió el trasfondo de este libro que comenzó en el año 2016. 

-¿Cómo comenzó la idea de la ciudad distópica sobre la que escribes en este libro?

-En la novela, los sucesos mágicos suceden antes del 2025. En la novela está presente la imagen de las estatuas como centro; esto tiene que ver con la primera vez que escribí sobre una estatua y recuerdo que fue para el personaje de Luciano, un alcohólico en recuperación que le habla a una estatua. 

"En ese momento quise escribir esa idea del hombre que no sabe relacionarse con una mujer en realidad, sino como parte de su propia fantasía. 

"Así que en 2016, cuando comencé a escribir el libro, se estaba empezando a hablar de la forma de concebir a las mujeres como una idealización desde la masculinidad, que se tiene que ciertos parámetros y que mientras más los siga será más adecuada para la sociedad. Por eso, un hombre hablándole a una estatua me dio los elementos simbólicos centrales de la historia, no sólo de la parte referente a las desapariciones, sino del estado emocional de los tres personajes, que inician varados en un momento de su propio dolor que no han podido superar. Todas las historias se detonan a partir de las heridas que ya cargan previamente.

"Cuando comencé esta novela, sabía que quería hablar de violencia íntima, del trauma, del machismo y de las desapariciones, que considero que son un dolor compartido”.

-¿La idea de las estatuas fue que fueran un memorial? 

-La idea de las estatuas fue para darle un eje a todo lo que iba a contar. Lo de la religión que lee el mundo a partir de la idea del destino fue para explicar un poco el hecho de que las estatuas hayan aparecido y recordar una herida clara dentro del contexto social, sí como un memorial, pero también como una grieta. Porque todo memorial tiene la voluntad de ser grieta, pero muchas veces esos memoriales acaban siendo parte del paisaje urbano nada notorio. Yo quería que las estatuas de este paseo fueran una herida abierta que nunca se vuelve cicatriz, porque nunca se deja de ver.

-"Mar de piedra" es tu segunda novela; ¿cómo te sientes de verla publicada?

-Este es el libro al que más tiempo le he dedicado. Mis procesos de escritura son lentos y este libro me ha acompañado seis años, durante los cuales mi vida ha cambiado por completo.

"Este libro es complejo, me da gusto haberme atrevido a publicar un libro como el que yo  quería, que por un lado tiene el factor fragmentario, tres historias, muchas voces de personajes secundarios desarrolladas y que tiene como centro una historia lésbica, desde la página dos. 

"No era algo que me preguntara cuando lo estaba escribiendo, pero sabía que podría ser compleja la recepción de una obra fragmentaria que no está escrita como se escriben tradicionalmente las novelas. 

"Me doy cuenta de que es una novela compleja, que provoca que mucha gente se interese, aunque otros se frustren. 'Mar de piedra' es de contrastes; mi libro anterior era un libro accesible, este en cambio es más complejo, había una expectativa diferente". 

-¿Cuál sería una invitación a leer esta novela?

-Mi invitación sería que entren sin pensarlo mucho a esta novela, que verán que se vuelve más cotidiana la estructura, porque es fragmentaria; el inicio puede ser diferente a lo que estamos acostumbradas, pero es una invitación a entrar de manera relajada, sin intentar forzar todo. 

-En este momento, ¿qué te representa la literatura?

-La literatura es muchas cosas. Hay muchos tipos de literatura y creo que esta tiene una capacidad de crear lugares de empatía donde no los había, porque te invita a unirte a una historia que no es la tuya; también creo que hay literatura que es muy complaciente, que reafirma ideas sobre una misma. 

"Me resulta mucho más interesante la literatura que reta tus propias convicciones; esa es la literatura que se me hace que puede ser un motor de encuentro con cosas nuevas; tiene una capacidad de hacerte ver a lugares que has visto tanto, que te has quedado ciega. 

"Creo que a veces, porque vivimos en un mundo plagado de imágenes, que estas dejan de tener sentido, simplemente se vuelven objetos de consumo. Así que en este mundo, el ritmo y lentitud que te impone un libro, te obliga a ver las cosas de manera distinta; no es algo que puedas desechar tan rápido".