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Escribe Mónica Hernández sobre las impresoras de la Nueva España 

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Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

Carina Pérez García

 

Ser mujer en el virreinato y además impresoras, son dos cosas que tienen en común siete mujeres cuyas vidas detalla “La cofradía de las viudas” (Martínez Roca), de Mónica Hernández, quien cuenta, por primera vez, la vida de estas hijas, madres o viudas de impresores que heredaron el control de la imprenta en la Nueva España.

“Esta es una novela acerca del poder, de la supervivencia y de cómo les tocó sobrevivir en esa época” en la que enfrentamientos entre la burguesía, el Estado y la Iglesia, personificada por la Santa Inquisición, eran el escenario en el que vivieron. En este thriller, la autora detalla la historia de un grupo de mujeres, que de acuerdo a sus estimaciones eran 12, pero Mónica escribe sobre siete de ellas.  

A partir de dos documentos históricos sobre Paula de Benavides, Mónica Hernández decidió hacer este libro. Primero motivada por el hecho de que una mujer haya sido impresora, pero también por todo lo que tuvo que haber sorteado para dedicarse a lo que hacía. En entrevista, la también autora de “Las perlas malditas del almirante” (Martínez Roca, 2020) ofrece detalles sobre su nuevo libro.

-¿Cómo decidiste hacer este thriller y contar la historia de estas mujeres?

-En un principio encontré dos documentos sobre Paula de Benavides, quien fue impresora y mantuvo una imprenta durante casi un siglo y medio. Yo quería hacer una historia de ella, me di cuenta que sola no podía haber operado, que debió tener un apoyo de gente para poder hacer lo que hacía. Uno de los documentos lo encontré en la universidad del Estado de México, donde menciona a las viudas y dice: mujer tal, hija de tal impresor o madre de, o viuda de. Es una lista de 12 viudas durante el virreinato, entre 1560 y 1600. Me llamó la atención que fueran viudas e impresoras; pensé que debieron haberse ayudado entre ellas. 

"Otro documento fue una multa, que cuando ella enviudó le quieren quitar su monopolio de impresión de cartillas y silabarios. Concluí que debieron de apoyarse entre ellas y yo quería averiguar cómo lo hicieron, entonces se me ocurrió que quizá fue de una manera solidaria.

"Paula de Benavides imprimió muchos libros, los de Sor Juana, Palafox y otros. De ello mantuvo a  toda su familia. Pienso que para haberlo hecho así, debió haber tenido muy buenas relaciones en el cabildo, el arzobispado y con la Santa Inquisición. De ahí salió la novela, de cómo le tuvo que haber hecho y a mí se me ocurrió que así tenía que haber sido.

-Llevas al lector a esa época; ¿cómo fue ese proceso de escritura? 

-Este libro es un hijo de la pandemia. Antes de que comenzara tenía la idea de hacerlo y  el nombre de Paula de Benavides, nada más. Fue una época de encierro y me permitió sentarme a escribir y dedicarme a él; fue el momento perfecto, le dediqué seis horas diarias. Y bueno, el libro cuenta un año y medio en la vida de los personajes, pero hablamos de que fueron 50 años. Y no hay sólo siete mujeres, sino hubo muchas más; seis de ellas sí existieron y la séptima, Inés  es una mujer ficticia, pero basada en una real. Digamos que yo las agarré para hacerlas convivir y explicar cómo pudieron hacerle para sobrevivir.

"Lo que llamó mi atención es que en una época como el virreinato -no me canso de decirlo-, lo vemos como si fuera como un capítulo de libro de texto y llevamos 200 años de vida independiente, pero fuimos 300 años la Nueva España y lo que pasó en medio de estos es que las mujeres estaban constreñidas, ocultas y sin embargo hubo mujeres, como estas notables cuya historia no ha salido a la luz. Así que la estoy contando yo. 

"Todo está basado en hechos reales, sí imprimieron, están las portadas de los libros que imprimieron y sí existen".

-¿Cómo era su contexto?

-Debió ser complicado, sobre todo el tema del Santo Oficio, pues es muy complicado. Que la santísima inquisición -que era el ejército de la iglesia-, tuviera unas mujeres impresoras para todos sus documentos, eso tenía que haber sido por una razón muy grande, sobre todo para tener permisos de todo el mundo. En ese entonces, las mujeres no podían ser vistas, tenían que estar invisibles, de negro, sólo podían mirar. La idea de tener esto a lo que yo llamé cofradía, realmente no estaba establecida, no hubo, al menos no una que estuviera registrada, aunque estoy segura que era una secreta. 

-Además de que fueron impresoras, ellas tenían acceso a la lectura.

-Sí tenían acceso a los libros, porque ellas los importaban. La mayoría de las impresoras tenían tiendas de libros, eran cajas de madera, estaban los libros adentro y la gente llegaba y los revisaba. Esas mujeres eran privilegiadas para su época, porque tenían permiso de saber leer y además leían en latín, porque la mayoría de los textos eran en latín, aunque también en castellano. 

"Claro, ellas podían leer y escribir, pero sólo los libros autorizados por el Santo Oficio y la casa de contrataciones en Sevilla, que era de donde los traían. Y es que debemos saber que los libros siempre han sido un objeto de piratería, en el sentido de que eran de piratas. Mi libro anterior, habla del tema, los libros eran un objeto tan de deseo que traficaban con él, asaltaban barcos piratas por el oro, pero también por los libros, porque eran muy caros".

-¿Tu libro es un llamado a otras mujeres para recobrar su poder?

-Son muchas cosas juntas, desde un homenaje a la letra impresa y una reflexión a que los libros siguen siendo inaccesibles para mucha gente. Aunque los libros te lleven a viajar a otros lugares y épocas, sigue habiendo libros prohibidos porque no es posible que todos los niños, por ejemplo, tengan acceso a ellos. Sí, también es un llamado a la accesibilidad y un homenaje al amor del objeto prohibido".

“La cofradía de las viudas” es un rescate histórico de la vida de mujeres que crearon una red de apoyo, incluso en tiempos en los que no se contaba con las condiciones para hacerlo. Vincula el pasado y el presente histórico de un México naciente con el fascinante mundo de la imprenta, la pasión por los libros, el saber y el conocimiento que estaba vetado para las mujeres y que en la actualidad aún dista de alcanzar la equidad de género.

 

Conócela

Mónica Hernández es narradora y columnista. Después de bucear en el mundo profesional en las áreas del marketing y relaciones públicas en corporativos internacionales de España y México, decidió dejarlo todo y empezar aquello que solo existía en su imaginación, escondido entre los pliegues de incontables libretas y diarios. Abandonó su vida de lectora y se zambulló en la escritura. 

Su primera novela, “Las perlas malditas del almirante” (Martínez Roca, 2020), fue recibida por sus lectores con gran entusiasmo.

ENTRETEXTO

Este provocador thriller histórico está basado en personajes reales, mujeres de carne y hueso que consiguieron con inteligencia y osadía superar las barreras de su género, consiguiendo mantener durante siglos una influencia definitiva en la vida de México que, hasta ahora, no había sido contada.

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