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EL LECTOR FURTIVO: ¡Qué mala onda! Murió José Agustín

portada-oaxaca
Foto(s): Cortesía
Redacción

Rafael Alfonso

 

Hace poco más de 10 días nos debimos enterar de la muerte de José Agustín, conocido estandarte de una nueva generación que irrumpía en la escena literaria de México con un lenguaje y estrategias de mercadeo inéditas, provenientes de su contacto con la literatura y en general con la cultura norteamericana. 

Nacido en Acapulco en 1944, José Agustín fue testigo de un tiempo jubiloso para la juventud, por el rock and roll y en general por la llamada contracultura que la generación a la que pertenecía (muchos de ellos angloparlantes) acogió con entusiasmo como propios.  

José Agustín inició su carrera literaria en la década de 1960, una época marcada por cambios sociales y políticos en México. Su obra pronto se convirtió en un reflejo audaz de las tensiones y dinámicas de la sociedad de aquel entonces. Agustín fue un autodidacta apasionado que abandonó la escuela para sumergirse en la bohemia literaria, donde encontró su voz única para aquel entonces.

Una de las grandes aportaciones de la "Generación de la Onda" fue explorar temas como la rebeldía juvenil, el existencialismo y la búsqueda constante de identidad, introduciendo como distintivo un lenguaje irreverente que no fue bien visto por todo mundo; en aquel tiempo, en México solía apostarse por la solemnidad literaria. 

José Agustín escribía con un estilo fresco, directo y, aparentemente desenfadado, pero en los que no se deja de advertir cierta erudición. En sus obras fluyen ríos de pensamientos que de forma intrépida capturan la esencia de la juventud y la complejidad del ser humano. Cada página de sus novelas es una invitación a un viaje introspectivo, que se acompaña a menudo de una dosis saludable de humor y crítica. 

La primera novela de Agustín que causó sensación fue "La Tumba" (1964). El relato visceral de un joven que busca respuestas en las calles tumultuosas de la Ciudad de México. Su segunda edición (1966) se publicó en la editorial Novaro que distribuía sus productos además de en librerías, en supermercados y farmacias, lo cual le dio un alcance de Best Seller que muchos autores consagrados envidiaron. 

Casi al mismo tiempo se lanzó "De perfil" que ya constituía su consagración, Interrumpida por su encarcelamiento en 1968, junto con otros intelectuales acusados de abonar al conflicto estudiantil que devino en la trágica masacre del 2 de octubre y cuya experiencia carcelaria se pormenorizó en la estupenda crónica autobiográfica titulada "El rock de la cárcel" (1982). 

José Agustín incursionó también en el cine como guionista de algunas cintas. Fue el caso de "El Apando", basado en la obra de su compañero de encierro, José Revueltas, con quien cultivó una gran amistad que le llevaba a estimular al maestro para proseguir la escritura de esta desgarradora obra. En algunas otras ocasiones, José Agustín participó como codirector o director de cintas que no llegaron a estrenarse. En este tenor, una de sus últimas novelas, "Ciudades desiertas" (1982), fue masacrada cinematográficamente por un equipo que convirtió el relato en un desfile de bonitud y banalidad.  

Se dice que el término que etiqueta la literatura de José Agustín y de otros como Gustavo Sáinz y Parménides García Saldaña (literatura de la onda) fue acuñado para referirse a estas maneras de hacer literatura de forma despectiva y se hace responsable de ello a Margo Glantz; pero al adquirir popularidad, los autores hicieron del término un signo de identidad.

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