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El lector furtivo: La Caniem vs la Pirateca (última de dos partes)

libros
Foto(s): Cortesía
Redacción

Rafael Alfonso

 

Si por curiosidad buscó usted la página Pirateca.com se habrá percatado de que no es posible ingresar a ella ni a sus redes sociales. Lo anterior es consecuencia de las acciones que la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) a través del Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual (INPI) han llevado a cabo para frenar la actividad de ese colectivo y que motivaron esta nota, que ahora concluyo.

Como si fueran pocos los problemas de la industria editorial, existe el fenómeno de la piratería, que no retribuye de ninguna forma ni a editores, ni a los autores. De esta distinguimos dos tipos: en primer lugar, la piratería comercial que simplemente se dedica a reproducir los libros más vendidos para comercializarlos por su cuenta. Esta actividad se ceba sobre aquellos títulos que puedan ser comercialmente rentables y que se venden en el comercio informal. Uno pensaría que, con tantos beneficios, el precio de un libro pirata es sustancialmente menor al del libro original; no es así (tomando en cuenta la baja calidad de los materiales utilizados). Al final, el consumidor elige a quién le da su dinero, si a los editores que invirtieron y sudaron la gota gorda para realizar el libro, o a quienes obtienen ganancias ilegales por ello.

Luego existe la “otra” piratería, basada en el activismo social, que razona lo siguiente: “…el valor de los objetos culturales está en las vidas que transforma, en los corazones que sensibiliza, en las mentes que potencia, y no en los valores monetarios que algún sistema económico pueda poner sobre ellos”. La Pirateca es uno de estos colectivos que se ha dedicado a digitalizar libros físicos para compartirlos libremente (sin fines de lucro). Muchos de estos títulos eran casi imposibles de conseguir, como es el caso de “Poesía reunida e inédita” de Abigail Bohórquez, poeta sonorense fallecido en 1995, ignorado por décadas en los círculos académicos. La antología fue editada por el Instituto Sonorense de Cultura en 2016, y subida a la Pirateca, acción que motivó que el Instituto y los herederos del poeta se inconformaran con el sitio. En fin, todo indica que la Pirateca desaparecerá por la acción de las autoridades, y que incluso sus creadores corren el riesgo de enfrentar procesos judiciales por motivo de su actividad.

Para concluir, como lo prometido es duda, pongo a su consideración algunas opciones para hacerse de libros y materiales de lectura a bajo costo o gratuitamente, sin que nadie pare en una celda por ello. Una opción primera es la adquisición de libros digitales ofrecidos por las propias editoriales en plataformas como Amazon o Google libros a un costo sensiblemente menor que el libro impreso.

Puede acceder también, de forma gratuita, a los repositorios de las distintas universidades públicas e instituciones que ofertan libros creados desde sus departamentos editoriales, destacándose el sitio Material de lectura UNAM y la Biblioteca virtual Cervantes (cervantesvirtual.com). También puede recurrir a ellibrototal.com que ofrece títulos libres de derechos de autor.

Por último, algunas editoriales ofrecen generosamente descargas gratuitas de sus libros (bajo la lógica de que su difusión estimula su venta); era el caso ya comentado en esta columna, de la desaparecida Pez en el árbol.

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