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El lector furtivo: Juan Rulfo y el Potrero del Llano

rulfo
Foto(s): Cortesía
Redacción

Rafael Alfonso

El 13 de mayo de 1942, el buque mexicano “Potrero del Llano” se hundió en aguas internacionales, presuntamente al ser torpedeado por el submarino alemán U-564.

Este incidente marcó un hito en la historia marítima de México. Tras el hundimiento del Faja de Oro, el día 20 del mismo mes, México se vio obligado a abandonar su neutralidad y a sumarse al bando aliado en la Segunda Guerra Mundial, emitiendo la declaración de guerra el 28 de mayo de ese año.

Construido en Inglaterra en 1912 el buque en cuestión fue utilizado y revendido en varias ocasiones, así que durante su vida útil navegó con diferentes banderas. Llegó a México como buque italiano y fue requisado por el gobierno que le cambió el nombre de Lucifero a Potrero del Llano. En el momento de su hundimiento, era considerado uno de los barcos más grandes y modernos de la flota mexicana. Su gran capacidad de carga lo había convertido en un símbolo del desarrollo marítimo del país.

El Potrero del Llano transportaba crudo desde los yacimientos petrolíferos de México hasta los puertos de Estados Unidos. En el sentido estricto del término, no fue hundido sino solo inutilizado, sus restos yacen cerca de la isla de Mosquitos en Miami y son considerados un monumento.

En 1971 Juan Rulfo concedió una entrevista para la Radio Televisión Española (RTVE) en el programa “A fondo”, conducido por Joaquín Soler Serrano, quien se las vio duras para sacar las palabras al callado autor mexicano. Mas hubo un momento curioso, de relativo entusiasmo al tratar el paso del autor de Pedro Páramo por el Departamento de Inmigración donde trabajó de 1935 a 1945.

¿A qué se dedicaba en esa oficina?

A perseguir extranjeros. Es el trabajo de los agentes de migración. Nunca capturé a ninguno. Durante la Guerra usted se ocupó de la distribución de los tripulantes de los barcos Alemanes que llegaban a México.

¿Cómo sabe usted todas esas cosas?

Yo he reunido algunos datos y parece que este es uno de ellos. Efectivamente, tuve bajo mi cargo la tripulación de los barcos alemanes e italianos que se refugiaban en los puertos mexicanos durante la guerra.

En cuanto a los buques, Rulfo comenta: El gobierno se apoderó de ellos, eran barcos petroleros. Después hundieron dos de esos barcos el Lucifero y el Ring que se llamó Cerro Azul. 

¿Y quién los hundió?

Les estallaron las galeras porque nuestras tripulaciones eran “tan buenas” para operar estos barcos... eran barcos muy modernos y no quisieron utilizar a los fogoneros originales por tratarse de extranjeros. Entonces les estallaron las calderas y se hundieron, pero dijeron que eran submarinos alemanes... ¡se hundieron a 300 metros de la costa!dice el autor con sarcasmo. Dijeron que eran submarinos alemanes que habían ido hasta allá a hundirlos...

En operación de represalia… y Rulfo se sonríe. 

Obviamente no cree en la versión oficial. 

México se convirtió así en el único país latinoamericano en enviar tropas al conflicto. Además de su participación militar, México también realizó esfuerzos significativos para proporcionar suministros vitales a los aliados, especialmente petróleo. Por otro lado me surge una interrogante de imposible solución: ¿la imagen del buque incendiado habrá inspirado el sugerente título de Rulfo, El llano en llamas?

 

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