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Consultorio del alma: cuenta conmigo, Gente sincerota

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Foto(s): Cortesía
Redacción

La sinceridad es un valor muy importante para la mayoría de las personas. Al decir lo que pensamos y sentimos, podemos construir relaciones más auténticas y honestas que si no lo hiciéramos, sin embargo, la sinceridad puede convertirse en un problema cuando se utiliza de manera imprudente. Muchas veces, las personas enarbolan la bandera de la sinceridad para justificar comentarios crueles o hirientes hacia los demás.

Una crítica “constructiva”

Las personas que utilizan la sinceridad de manera imprudente, a menudo se justifican diciendo que están haciendo una “crítica constructiva”; pero muchas veces sus palabras están lejos de tener como objetivo ayudar a la persona a mejorar o a desarrollarse; antes bien, les causan daño.

Uno de los problemas de la sinceridad imprudente es que puede afectar la autoestima de la persona que recibe la crítica. Cuando alguien nos critica de manera hiriente, podemos sentir que no somos lo suficientemente buenos, que no estamos haciendo las cosas bien o que no somos merecedores del amor y la aceptación de los demás. Esto puede acrecentar la desmotivación y la falta de confianza en uno mismo.

En otro sentido, la sinceridad imprudente representa una falta de respeto. Cuando nuestra crítica cumple la función de un comentario hiriente o críticas destructivas, estamos mostrando una falta de consideración hacia los sentimientos de los otros, lo que puede causar daño a nuestras relaciones. Cuando hacemos estos señalamientos con personas a las que amamos podemos herirlas y alejarlas de nosotros. Incluso, si nuestras intenciones son buenas, el daño causado por nuestra “sinceridad” puede ser difícil de reparar.

Una explicación

Esta característica de la entidad psíquica llamada Yo, no es difícil de explicar si tomamos en cuenta la lógica a la que obedece el psiquismo humano. El organismo está provisto de un sistema nervioso encargado de tramitar estímulos, entre otras funciones. Sin embargo, para el individuo, las exigencias que le plantea el mundo exterior son mayores. Pues a medida que el organismo se desarrolla, surgen estados afectivos de los cuales no podrá huir fácilmente, pues la motilidad de la que se auxiliaba para desechar a los estímulos pierde efectividad en muchos casos.

Una medida que pronto implementará el organismo, que para ese entonces ha cambiado de cualidad -pues ha dejado de obedecer únicamente a las leyes de la fisiología- es la de desconocer (rechazar) al mundo exterior, pues le resulta perturbador y fuente de un sinnúmero de estímulos desagradables; además, que para ese entonces él tiene sus propias exigencias internas, las cuales va a privilegiar para dar trámite. En sentido estricto, los estímulos internos han estado ahí, solo que con el acaecer psíquico se mudan en exigencias de otro tipo que las fisiológicas.

Para la entidad psíquica mencionada, una forma de resolver el trámite de estímulos desagradables internos es lanzarlos al mundo exterior, donde podrá descalificarlos severamente o intentará modificarlos, en la creencia omnipotente que lo podrá hacer.

¿Quiere saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

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