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CONSULTORIO DEL ALMA: CUENTA CONMIGO; El despertar de la Bella Durmiente

belle-oaxaca
Foto(s): Cortesía
Redacción

Rafael Alfonso

 

Este viernes, en "La hora del deseo"

 

Desde la Bella Durmiente hasta Cenicienta, los cuentos de hadas han perdurado a lo largo del tiempo, arraigándose en la cultura popular. Sin embargo, ¿existe una forma correcta de interpretar dichas historias? 

A una niña de 6 años se le pidió como tarea que dibujara y escribiera un final alternativo para la Bella Durmiente. Me permitiré transcribirlo para no caer en imprecisiones: "La princesa despierta al ser besada por el príncipe y se enoja y lo echa, porque no hay que besar a nadie sin su consentimiento".

Acompaña a la ilustración un texto a manera de llamada de cómic que dice en voz de la princesa: "¿Quién eres y por qué me besas?". Esta tarea, muy acorde al pensamiento feminista, advierte en el gesto del príncipe una escena de asalto sexual. 

 

La historia de los cuentos de hadas

El contenido de lo que ahora conocemos como cuentos de hadas, en su mayoría es parte de la tradición oral europea. Tras mucho tiempo de ser contadas y recontadas se les fueron quitando o añadiendo elementos hasta que ocurrieron dos hechos cruciales que fijaron su forma más o menos definitiva: La publicación de "Cuentos de Mamá Oca" de Perrault (1697) y "Cuentos para la infancia y el hogar" de los hermanos Grimm, cuyos dos volúmenes fueron publicados en 1812 y 1815. No son pocas las ocasiones en que se refieren a estas publicaciones cuando se habla de las versiones “originales” de esas historias. 

Interpretaciones contrapuestas

Bruno Bettelheim sugiere que los cambios ocurridos en esas antiguas historias, a partir de reiteradas escuchas, son una expresión de la vida psíquica de los oyentes y de los narradores que les daban gusto, es decir, un espejo que refleja los matices de la experiencia humana, y que, por lo tanto, poseen una carga simbólica susceptible de ser interpretada a la luz del Psicoanálisis.

Bajo esta óptica, el despertar de la Bella Durmiente expresa el tránsito del estado de latencia de los niños (no exclusivamente de las niñas) a causa del ímpetu de los impulsos libidinales, simbolizados por el tan socorrido primer beso de amor.

En el trabajo de la niña de 6 años que dio pie a la nota, se nos brinda una versión alternativa en la que se proclama la importancia del consentimiento, cuestionando las dinámicas de poder y la exigencia de respeto al espacio personal. Para ello, fue necesario un trabajo previo de ideologización, llevado a cabo por la maestra o quizá por la propia madre, sin el cual no se entendería esta temprana toma de postura. No podemos negar la importancia de estas reflexiones, así como del hecho de que estas historias, en tanto imperecederas, seguirán dando pie a nuevas interpretaciones y productos derivados.

El estatuto de la ficción

La ficción siempre está basada en la realidad, pues de ella provienen las referencias que la componen. En este sentido, una ficción no debe entenderse como una mentira, sino como una realidad cuya operatividad se circunscribe a sí misma. El final alternativo de la niña, aunque es un ejercicio muy bien logrado, carece de la continuidad contextual que exige la propia obra literaria. Recordemos que, según el planteamiento del mismo cuento, ese beso es indispensable para que la princesa despierte y sin él, tendríamos a una princesa conservando eternamente su belleza y su letargo.

¿Quieres saber más? Escúchanos este viernes a las 12:00 del día en La hora del deseo, por Radio UNIVAS. Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921.

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