Daniela Clarisa Concha León
A punto de acudir a la cita, Salma comenzó a tranquilizarse pensando en que llevaba la blusa que le regaló su madre y siempre le traía suerte. Además, se sentía cómoda y tenía una ligera sensación de respaldo, que completaba su fuerza con el pasador para el cabello que en una Navidad le mandó su padre. Salió a toda prisa, pues tenía que llegar al lugar donde Omar la esperaría para llegar juntos.
Justificaciones y engaños
Llegaron al negocio de quien sería su futura suegra. El local era mediano y doña Luz, que era como le decían a la mamá de Omar, la saludó desazonadamente. Salma pensó que era consecuencia del estrés provocado por tantos clientes y, por otro lado, la muchacha que la ayudaba era un poco lenta, lo que posiblemente provocaba molestia a la señora. Omar saludó efusiva y confianzudamente a Norma -la ayudante- pero en ese momento ella no le tomó importancia. Salma pidió tres tacos; aunque quería seis, no se permitiría dar una mala impresión; él no se mesuró en solicitar inicialmente nueve, pese a que su madre le había dicho que estaban por acabarse los insumos. Doña Luz le pidió de favor a su hijo que la ayudara yendo a la tienda de la esquina a comprar más cosas, él la ignoró. Salma lo justificó, al pensar que para eso estaba Norma, además de que ella tomó dicha acción como un claro indicio de que Omar prefería quedarse con ella y continuar con su cita.
El rechazo a la realidad
Hablemos de ilusiones, no como aquellas que nos cuentan las comedias románticas de Hollywood, en las cuales el personaje de la mujer no parece tener una construcción muy compleja pues, incluso desde la infancia, su mayor anhelo es encontrar el amor y que este le sea correspondido en tiempo e intensidad -de forma que los obstáculos para encontrarlo son meros accidentes que la alejan, solo un poco, de su ser amado-, finalizando con el triunfo del amor y una felicidad aparentemente garantizada.
En contraste, la historia de Salma nos muestra algo más: aquello que se funde constantemente con su anhelo. A partir de esa premisa, podemos suponer que en ella se gestaron una infinidad de pensamientos con los cuales modifica elementos del mundo exterior, para darle soporte a un ser que solo existe en su fantasía y que será colocado en Omar. Para realizar lo anterior será necesario rechazar aquellos indicadores que la alejarían de cumplir su deseo con ese hombre. Este mecanismo es propio de la entidad psíquica, llamada Yo, el cual Sigmund Freud, lo llamó también como "desmentida".
Salma, por su parte, desconoce en su totalidad lo que le acontece en esos instantes, pues una vez que se sintió “especial” para Omar, solo necesitó hacer oídos sordos a las señales que le ratificaban lo que ella de inicio pensaba de él (que solo le gustaba ilusionar a las chicas). Si a este conflicto, el cual no es ajeno a muchas mujeres, le agregamos el desconocimiento de las leyes a las que obedecen la sexualidad masculina y femenina, el problema resulta mayor.
No esperes a que tu conflicto amoroso cobre una dimensión mayor. ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!
Continuará el próximo sábado…
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