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Miscelánea: El brillante Guillermo Haro

Foto(s): Cortesía
Redacción

Por Leonardo Pino

Guillermo Haro, el “sacerdote del telescopio”, como lo calificó don Alfonso Reyes, ha sido el más notable de los astrónomos mexicanos que puso la ciencia nacional al nivel de los países más desarrollados, haciendo investigación de vanguardia con los escasos medios a su alcance.

En los tiempos de formación y en los primeros años de su ejercicio profesional, la astronomía y demás temas vinculados a la observación y estudio del universo, no eran relevantes en nuestras universidades. Contra esa apatía luchó Guillermo Haro, porque era un devoto estudioso de la astronomía prehispánica y consideraba que esta disciplina científica podía contribuir notablemente al desarrollo nacional.

El maestro Guillermo Haro es considerado el fundador de la astronomía moderna en nuestro país, ya que sus aportes, tanto en lo científico como en lo institucional, son fundamentales.

El proyecto que lo consagró en el mundo académico fue la detección y ordenamiento de 8,746 estrellas azules, ubicadas en las coordenadas del Polo Norte galáctico, muchas de las cuales, son cuásares, objetos que brillan como cien galaxias juntas. A raíz de este hallazgo, su esposa, la notable periodista y escritora Elena Poniatowska, lo llamó “El Estrellero”.

Otra de sus distinguidas aportaciones a la ciencia nacional, fue el descubrimiento de estrellas fulgurantes en la región de Orión, de nebulosas planetarias y nebulosas asociadas con estrellas recién formadas, hoy conocidas como Objeto Herbig-Haro.

Creador de instituciones de estudio e investigación, don Guillermo Haro creó el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y el Instituto de Astronomía de la UNAM, al que dirigió durante 20 años. También se le reconoce haber contribuido a la fundación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT). Durante su fecunda vida, publicó 27 libros, más de 80 artículos de investigación y folletos de divulgación. En 1985 recibe el Premio Lomonósov, considerado el Nobel de la Astronomía.

Nuestro notable científico, maestro e impecable funcionario, afirmó en su discurso de ingreso al Colegio Nacional: “Servirse de la ciencia y de la técnica con un profundo espíritu humanista, conducirlas, encauzarlas hacia el bienestar y la paz, es la tarea fundamental de nuestra época”; este principio lo sostuvo y puso en práctica a lo largo de su extensa trayectoria.

Falleció el 27 de abril de 1988, a los 75 años de edad, en la Ciudad de México. Sus restos fueron depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres.

EX LIBRIS

El estrellero; Elena Poniatowska

Se dice que un hombre es genial en la ciencia si tiene tres buenas ideas. Si tiene más de cuatro, podría comparársele con Newton. En el caso de Guillermo Haro, según el doctor Emmanuel Méndez Palma, tuvo más de cuatro ideas fantásticas desde el momento en que exploró con la cámara Schmidt el cielo del norte que él observó encima del pueblo de Tonantzintla, Puebla. Tomó miles de placas en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial. Descubrió los objetos Herbig-Haro HH1 y HH2 que nos dan la posibilidad de saber la edad del Universo y cómo se formó.

Desde que era un niño, Guillermo Haro le dijo a su madre Leonor: “Voy a descubrir cómo nace una estrella”. ¿Qué significó Guillermo Haro para la ciencia de nuestro país? ¿Qué hizo por México? Nacido el 21 de marzo de 1913, su madre le puso Benito (como segundo nombre) por Benito Juárez. Una tarde, el niño le preguntó dónde se acababa el mundo y decidió llevarlo “más lejos de lo que se ve a simple vista”. A partir de su encuentro con el cielo y con los grandes astrónomos de su época, Guillermo Haro decidió ocuparse de todas las cosas del cielo y se hizo amigo de astrónomos como el estadounidense Harlow Shapley, el inglés Fred Hoyle, el hindú Subrahmanyan Chandrasekhar, y sobre todo del ruso Viktor Ambartsumian. Con ellos, Guillermo acendró su capacidad de discusión. Si antes retó a sus maestros, más tarde desafió a sus estudiantes y los envió a las grandes universidades de Estados Unidos y Europa a que se midieran con los mejores. Los acompañó con cartas, becas y amonestaciones. Discutió con ellos, porque de la curiosidad y de la crítica nace el conocimiento. Desde muy jóvenes, sus discípulos se acostumbraron a preguntar por qué y para qué estamos aquí sobre la Tierra.

 

Guillermo Haro jamás olvidó leer el cielo nocturno

En Tonantzintla, Guillermo Haro pasó los mejores años de su vida, y con la cámara Schmidt, enfocada al cielo nocturno, descubrió estrellas azules, cometas y objetos que llevan su nombre: Herbig-Haro. También aprendió de la sabiduría popular porque Toñita, la muchacha que hacía las mejores quesadillas de hongos del estado de Puebla, le advertía a las cinco de la tarde: “Hoy en la noche no va a poder observar”, y Guillermo le preguntaba, sorprendido: “¿Por qué, Toñita?” “Porque las moscas andan volando muy bajo”. Nadie más preocupado que Haro por vivir no sólo la realidad de México, sino por comprender qué posición tenemos en el cosmos. Estudiaba astronomía para explicarse el porqué de nuestro atraso y cuál podría ser la solución. Le angustiaba que México no compitiera con el resto del mundo; quería irse a dormir sabiendo que todos habíamos comido más o menos lo mismo. Interrogaba al Popo y a su mujer la Iztaccíhuatl, y contemplaba las estrellas de la Vía Láctea todas las noches. Amaba el gran valle de Cholula. Amaba las nubes de Escorpión y Sagitario, y a los niños que son pequeñas galaxias frente a los pupitres de la escuela que él construyó. Se preocupaba por Carina en el cielo, pero también aconsejó a las familias Toxqui, Tecuatl, Tepancuatl que sembraran flores para vivir mejor, y les consiguió camionetas para transportar grandes ramos de delfinios a México. Descubrió los objetos azules y el cometa que lleva su nombre, contempló la estrella Polar a 19 grados sobre el horizonte norte, y se le reveló un extremo de la nave del gran portugués Magallanes que se pierde en la Cruz del Sur, pero también supo ayudar a vivir al valle de Cholula en el que las siluetas del Popocatépetl, del Iztaccíhuatl, de la Malinche y del Pico de Orizaba forman en la lejanía el este y el oeste. Aprendió pronto que cuando los volcanes se dibujan con nitidez, la noche de observación es buena.

(…) Fue el miembro más joven de El Colegio Nacional, al que ingresó con sólo 40 años el 6 de julio de 1953, a las 8 de la noche; y fue recibido por su querido Alfonso Reyes, quien habló del átomo y la estrella.

(Fragmento del libro “El universo o nada: Biografía del estrellero Guillermo Haro”, Elena Poniatowska, Seix Barral, México, 2013).

Memento

30 de abril: Día de la Niña y el Niño.

30 de abril de 1912: Emiliano Zapata hace la primera restitución de tierras, aguas y montes a campesinos de Ixcamilpa, Puebla.

1 de mayo: Día del Trabajo.

1 de mayo de 1865: El Congreso de Colombia declara a Benito Juárez “Benemérito de las Américas”.

3 de mayo: Día Mundial de la Libertad de Prensa.

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