Vicente Estudillo Castillo
Los desaparecidos
Segunda de once partes
Distinguió a la distancia un reducido grupo de niños y pensó que ahí estaban los suyos; pasó un lapso aproximado de una hora, y buscó nuevamente a sus pequeños; al no verlos, salió del agua, los buscó en la playa, no preguntó a nadie por los niños, ya que pensó que, a lo mejor Pedro, su viejo, ya había regresado del monte y como vivían a unos cuantos metros, los niños se habrían ido con él. Pensando esto, decidió apurarse con los pocos trapos que le quedaban por exprimir; fue por la ropa que se encontraba secándose sobre las piedras y las ramas. El presentimiento materno que comenzó a sentir era cada vez más y más acentuado. Las extensas trenzas que caían por debajo de sus hombros, la golpeaban al caminar aprisa.
Sudorosa, caminaba con la batea sobre su cabeza, amortiguando su peso con un yagual; al llegar al patio de su casa le pareció raro no escuchar el bullicio de los niños; vio que Pedro se mecía en la hamaca del corredor, se dirigió al tapesco de los trastes y flexionando las rodillas, de una forma muy práctica inclinó la cabeza y depositó la batea. Sacudió la hamaca bruscamente para que su marido se despertara; su rostro comenzaba a mostrar miedo, pues nunca había dejado tanto tiempo a Teresita y a Jaimito, la niña de 5 años y el niño de tan solo 3.
Enfurecido por la forma en que fue despertado, Pedro le dijo:
–Qué te pasa, por qué me asustas, mujer.
Ella, con el temor reflejado en el rostro, sabiendo del carácter de Pedro, temblorosa, soltó el llanto.
–Los niños, Pedro, ¿dónde están?; tú fuiste por ellos, ya tiene rato que no los veo- dijo a manera de interrogatorio, levantando el tono de su voz.
Martha nunca había visto la forma que tornó la cara de su marido; observó en ese momento el miedo, la angustia. La piel morena, palideció. Comenzaron a llorar, y ella habló nuevamente:
–Es que creí que te habían visto llegar y se habían venido pa'cá contigo, yo me confié, de eso ya tiene reteharto, como andaban con los hijos de Celedonia, Tenchita, y de Camila, y ellos estaban entre la bolita, no los había echado de menos.
Continuará el próximo miércoles…
