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ESTAS LETRAS QUE LEES; Visitando Guiengola

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Rodrigo Velásquez Torres

 

La semana pasada tuve la oportunidad de conocer la zona arqueológica de Guiengola ubicada en la zona del Istmo de Tehuantepec, específicamente entre Jalapa del Marqués y Tehuantepec. 

Para llegar a la zona arqueológica se tiene que tomar la desviación indicada en la localidad de “Las Tejas”, en donde es posible conseguir guía, y luego tomar una carretera de terracería de aproximadamente cuatro kilómetros que los dejará en el primer mirador de la zona; desde ahí, la única manera de acceso es una caminata sobre senderos en el cerro en subida durante aproximadamente otros tres kilómetros.

En el primer mirador, donde se deja estacionado el carro, se encuentra un responsable del INAH, encargado de llevar el registro de quien suba, pues aunque la zona arqueológica pertenece a los terrenos comunales de Tehuantepec, específicamente al barrio de Lieza, la institución federal tiene presencia en la zona para intentar la salvaguarda de esta; además, el encargado te acompaña durante el trayecto. 

Recientes estudios realizados por el arqueólogo Guillermo Ramón Celis, Itzel Chagoya Anaya y Mario Alberto Soto Fuentes, quienes mediante el escaneo con tecnología LiDAR lograron, por fin, documentar la extensión total del sitio, así como su división por zonas de ocupación socialmente diferenciados, o sea, por su división barrial, lograron distinguir una extensión total de 300 hectáreas, de las cuales un alto porcentaje se encuentra en ruinas totales; ejemplo de eso es que durante gran parte del trayecto se pueden apreciar vestigios de lo que fue la muralla defensiva que cubría la zona y que hacía de ella una fortaleza en la montaña. 

El recorrido desde el primer mirador hacia la ciudadela es de aproximadamente una hora en subida sobre senderos. La zona de la ciudadela principal está semicubierta por una muralla que recubre sus alrededores. Al interior de la muralla se encuentra la ciudadela formada por un palacio, un centro ceremonial, un juego de pelota (únicas estructuras visibles hasta el momento) y un gran atrio en el centro, en el cual, según comentan los encargados, alguna vez bajó un helicóptero con personal militar, pero esa es otra historia.

Personalmente, visitar Guiengola era un deseo personal que venía rodeando mi mente desde hace varios años; lamentablemente existe un gran desinterés por parte de los mismos habitantes de la región hacia la zona arqueológica, quizá debido a su triste historia de pérdidas desde la época prehispánica y colonial o al calor que hace en la zona y hace más difícil el subir.

Fue en una publicación en redes sociales que el profesor Flavio Rojas Morales me confundió con mi padre y accedió a presentarme al encargado de Bienes Comunales y al guía de la zona, con quienes estoy muy agradecido por brindarme esta experiencia.

 

"Existe un gran desinterés por parte de los mismos habitantes de la región hacia Guiengola, quizá debido a su triste historia de pérdidas desde la época prehispánica y colonial".

 

Contacto y réplica:

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