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Delincuencia y muerte

uvalde-tiroteo
Foto(s): Cortesía
Giovanna Martínez

Alejandro José Ortiz Sampablo

La mañana del martes, momento en el cual escribo esta nota, se cumple una semana de la masacre perpetrada por el joven de 18 años, Salvador Ramos, en la escuela primaria Robb, en la comunidad de Uvalde, Texas.

Alejamiento y olvido

Es de esperar que, al igual que la demás información recibida durante la semana, esta noticia pronto pase al olvido; tiene todas las cualidades para ello: sucedió en el país vecino del norte, donde los tiroteos de esta índole se han vuelto comunes; en un estado donde el Gobernador Greg Abbott, en junio del 2021, firmó siete leyes estatales, las cuales permiten, entre otras cosas, la portación de armas a los residentes de Texas sin necesidad de contar con permiso, siempre que el portador sea mayor a los 21 años; es decir, nada que ver con nosotros. Además, seguramente, el día de hoy habrá una noticia más que nos escandalice y nos haga olvidar a la anterior.

Estos dos fenómenos psíquicos -el mirar lejano a nosotros lo que acontece y el olvido-, en conjunto con lo evanescente de las cosas en el mundo de la información, permiten a la entidad psíquica llamada Yo ejecutar una de sus tantas funciones, la denegación. Esta función permite a la persona no ser perturbada en las acciones que emprende para alcanzar aquello que anhela, deparándole así, por regla general, una ganancia de placer o, en su defecto, le evita la sensación de displacer.

Un mal que nos pertenece

En nuestra comunidad oaxaqueña nos quejamos de la inseguridad y la delincuencia que poco a poco ha incrementado en los últimos años. De ella, eventualmente, hacemos responsables a las autoridades y al gobierno en turno. El hecho de que un joven irrumpa en las instalaciones de una escuela y asesine a niños y adultos -que nada tienen que ver con el conflicto psíquico que en él se ha despertado-, hasta el día de hoy es impensable que suceda en nuestro estado; sin embargo, eventos, si bien no de la misma magnitud, pero sí de la misma índole, pueden estar sucediendo en la vida cotidiana de nuestra comunidad. Esto último requiere lo desarrolle, pues algunos amables lectores juzgarán que exagero en dicho enunciado.

Personas que arrebatan con lujo de violencia la propiedad de algún transeúnte, que a este último lo apuñalen o asesinen por resistirse al robo, es noticia común en la nota roja; así mismo, aquellas noticias que nos dan a conocer los homicidios relacionados con el crimen organizado. Para que una persona asesine a otra, se requiere que la entidad psíquica mencionada, el Yo, se autorice a realizar tal acción, y el mundo exterior le prestará los elementos necesarios para ello.

Es así como los ciudadanos podemos hacer responsables del incremento de los males que padecemos como sociedad a las condiciones políticas, económicas y sociales de nuestro estado, y a todo lo que ello implique; es decir, de la misma manera en que vemos en la lejanía lo sucedido en Uvalde, lanzamos hacia afuera aquello que da origen a lo que adolecemos como comunidad.

Continuará el sábado…

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

[email protected]

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