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De la formación de los psicoanalistas, la escucha analítica y sus dimensiones

celular-gente
Foto(s): Cortesía
Redacción

Alejandro José Ortiz Sampablo

Un concepto psicoanalítico que se popularizó y que pasó a ser de uso vulgar, es el de inconsciente. Hace varios años, cuando me acerqué al psicoanálisis sin tener la menor idea de lo que deseaba hacer de mi vida, escuché a varios personajes, quienes se decían psicoanalistas, decir la siguiente frase: “el paciente sabe, pero no sabe que lo sabe”; muy al estilo de las personas que se aprenden eso que llamamos “frases domingueras”.

La denegación

Dicha frase surge de un mecanismo que ejecuta la entidad psíquica llamada Yo, la cual Sigmund Freud llamó, denegación. Podemos decir que esta es una de las funciones del Yo, y que permite a la persona mantener cierta estabilidad psíquica y emocional. En la vida cotidiana podemos encontrar, y de sobra, fenómenos que son el resultado de la denegación, algunos de ellos muy simpáticos. Un ejemplo de esa índole es el que tuve ocasión de observar en una muy querida persona quien había extraviado su teléfono celular en su departamento. Observé que alumbraba debajo de los muebles revisando meticulosamente, le pregunté qué era lo que buscaba y me respondió: mi celular. Al ver que alumbraba, precisamente con un celular, no presté mayor atención, pues pensé que podría ser de alguien más o que incluso ella poseía dos. En esa cavilación estaba, cuando la escuché decir, “Ay qué tonta, lo tengo en la mano”, y echó a reír.

Para algunas personas, eventos como el que le sucedió a mi querida amiga son producto de la distracción o incluso de alguna falla a nivel cerebral. Cierto es que, en este tipo de acontecimientos, existe una alteración de la percepción, sin embargo, alterar la percepción es algo que los seres humanos realizamos de manera permanente.

La dimensión del goce

En la primera parte de esta serie, les narré un pequeño ejemplo. Suponíamos que llega al consultorio un hombre que tiene el deseo de ser nuestro paciente. Él nos narra lo inmensamente desdichado que es desde que fue abandonado por su pareja, así como lo mucho que la amaba. Aun cuando mencione una y otra vez lo arrepentido que está por aquello que hizo o dejó de hacer para que la relación amorosa terminara, no estará diciendo todo. Pues esas palabras cumplen una función, negar aquello que tiene en su mano, como le sucedió a mi amiga con el celular.

Cuando le solicitamos al paciente que nos cuente más sobre aquello que hizo o dejó de hacer, harán acto de presencia elementos que sobresaldrán en su narración, de los cuales también solicitaremos que nos hable más. Por regla general, lo que sale a la luz son las motivaciones que lo llevaron a hacer o dejar de hacer eso que, finalmente, lo llevó al quiebre de su relación, por ejemplo, cómo en varios momentos privilegió  otras mociones -importándole  poco cómo se sentiría su pareja a raíz de sus acciones-. Esas mociones que lo llevaron a actuar de esta o esta otra manera, son las que el paciente eventualmente oculta.

Hasta cierto punto, es más cómodo para el Yo confesarse en que falló, ocultando así su disposición psíquica ante las mociones mnémicas que privilegió, mismas  que  obedecieron exclusivamente a su principio de placer. Descubrir esta dimensión puede provocar diversos afectos en el sujeto. 

Cuando un futuro paciente toca a nuestro consultorio, lejos está de imaginar que será llevado a hablar de cómo se entrega a su goce sin importarle nada más.

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.! Escúchanos este viernes en punto de las doce del día por: https://www.facebook.com/RadioUnivas

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