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Consultorio del alma: cuenta conmigo - Una pena del amor, la infidelidad

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Por Alejandro José Ortiz Sampablo

Una pena de amor que lastima profundamente, es la infidelidad. Algunos sujetos no llegan a recuperarse de la herida provocada por el infiel. En algunos casos, pareciera que mujeres y hombres son atraídos por relaciones triangulares, donde existe un tercero perjudicado, sin imaginar que eventualmente, les puede suceder lo mismo que a dicho tercero.

Un temor antiguo

Una incógnita que persigue a muchas parejas es el fantasma de la infidelidad. Con el auge de la tecnología y las redes sociales, la zozobra de la lealtad de quien se ama, hace que eventualmente la relación se torne asfixiante. Se vive en la angustia de: “¿Dónde está?”, “¿con quién se mensajea?”, “¿por qué no responde las llamadas?”. De esta forma se vive con el temor permanente a perder el objeto mismo.

Sin embargo, este sentimiento o temor se fincó en la tierna infancia. Todo ser humano, para cuando llega a la vida adulta habrá adquirido la experiencia de pérdida, la cual deja una huella indeleble en el alma, de la que no se tiene recuerdo. Por un lado, es antigua; por el otro, se actualiza cada vez que se presentan las condiciones adecuadas, o similares a la época en que esta se vivió. Es de llamar la atención que en la mayoría de casos la historia se repite. Una paciente dijo: es el mismo infierno, pero con diferente diablo.

Para explicar la infidelidad, es importante escuchar la experiencia de cada una de las partes. Habrá de tomar en cuenta el lugar del infiel, o de la víctima, si es hombre o mujer. Elucidar este fenómeno psíquico de manera general sería motivo de confusiones, más aún si se imponen ideas preconcebidas al material observado.

Cuando el infiel es el varón

¿Cómo o desde dónde el hombre se autoriza en buscar o aceptar otro objeto de amor? En muchas ocasiones, él no lo vive así; en algunos casos, incluso se vive como víctima del amor.

Lo siguiente puede provocar un poco de escozor. El hombre adolece de la búsqueda de placer a toda costa, donde obedece a la regla del "primero yo y después yo"; muchas veces, ni siquiera toma en cuenta al otro. Dicho de otra manera, la infidelidad de parte del hombre va a estar comandada por el placer de órgano, comportándose como niño ante el deseo de un juguete nuevo.

Por otro lado, en el fantasma del hombre existen dos tipos de mujeres, lo cual va a comandar su elección de objeto de amor. La del deseo y la del amor, mismas que generalmente no convergen en una; a la amada la va a enaltecer para ocupar un lugar privilegiado en su vida psíquica; a la mujer del deseo la va a degradar para acceder al goce sexual, por lo que una vez en dicho lugar, es casi imposible que la coloque en el lugar del amor.

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006 / 951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

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