Alejandro José Ortiz Sampablo
El triunfo de la creencia; lo científicamente comprobado
Última de cuatro partes
En la segunda nota de esta serie mencioné a uno de los malestares contemporáneos, la depresión, donde apunté que es en este mal donde el diagnóstico se torna controversial por parte de los expertos. De hecho, fue un artículo que encontré en la web titulado “La lucha diaria que viven los oaxaqueños contra la depresión”, el cual el autor escribió a propósito de la conmemoración de “El Día Mundial de Lucha contra la Depresión”.
¿Diagnóstico apresurado o a conveniencia?
En el artículo menciona a una paciente (Alejandra), quien había lidiado mucho tiempo con periodos de depresión, y que por motivos económicos y de tiempo, no había podido acudir con un profesional en busca de ayuda. Finalmente, cuando se atendió, el especialista le explicó que además de terapia, requería tratamiento farmacológico hasta controlar los niveles de cortisol, serotonina, dopamina y noradrenalina, hormonas y agentes químicos que actúan en el cerebro. Cuando leí el artículo, no dejé de imaginar el estado afectivo del paciente a quien le dieron un diagnóstico que incluye vocablos que supongo no conoce.
Para quien haya acudido con este tipo de especialistas, no podrán negar que el discurso que le brindan a pacientes como Alejandra, es generalizado, en muchas ocasiones sin que el médico realice estudios previos. En los últimos meses he recogido casos de pacientes que acudieron al medico con la intención de resolver problemas de acné y éste, terminó prescribiéndoles un fármaco para el control de la ansiedad y el estrés. En algunas de mis pacientes he llegado a pensar que acudieron con el mismo médico, pues el discurso que me han narrado del diagnóstico ha sido a la calca; en él les explican cómo funcionan las sustancias químicas mencionadas anteriormente en el cerebro, pero que sin ningún estudio previo salieron de dicha consulta, a la cual acudieron por problemas de Acné, medicadas para un supuesto trastorno de ansiedad y referidas al psiquiatra.
El conocimiento de causa, un término en desuso
Me sorprendió cuando escuché cómo esos médicos habían diagnosticado a mis pacientes; por eso, cuando leí el articulo, me resultó incómodo ver cómo el autor, a pesar de que describe lo que le sucedió a Alejandra y que de esta se deduce dónde habría de poner atención el especialista para explicar lo que, he de suponer le sigue sucediendo a la paciente, éste decidió prescribirle fármacos.
Para nosotros, los psicoanalistas, brindar un diagnóstico no es asunto sencillo, y aun cuando realizamos algo que se llama “Diagnóstico diferencial”, que podríamos decir es un diagnóstico preliminar para decidir hasta dónde incidiremos en el paciente en la investigación del tratamiento, el verdadero diagnóstico, por decirlo de alguna manera, requiere paciencia y la escucha del paciente, como lo menciona el creador del Psicoanálisis, requerimos de obtener del paciente la información necesaria, para que después del trabajo interpretativo decantemos el conocimiento de causa.
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