Alejandro José Ortiz Sampablo
El triunfo de la creencia; lo científicamente comprobado
Estamos a un año de que se cumpla la primera cuarta parte del siglo. A pesar de que los seres humanos contamos con acceso a información de cualquier índole, al parecer preferimos quedarnos con aquella que nos aparece de manera inmediata.
Pereza y confort, mina de oro
Existen diversas plataformas digitales para todo gusto y género; en ellas habrá de transmitirse la información en mensajes lo más claros posibles y de manera corta, algo que no implique demasiado esfuerzo al receptor para comprenderla.
Si nos detenemos a pensar en el fenómeno de las plataformas digitales, podemos entender el éxito de éstas, pues tienen los elementos necesarios para ello; uno de estos es que el receptor no requiera utilizar procesos de pensamiento elevados. Por otro lado, los ciudadanos hemos sido adiestrados en la creencia de lo científicamente comprobado; algunos recordarán dicho discurso, que inclusive fue utilizado en las últimas décadas del siglo pasado por publicistas en campañas promocionales de ciertos productos, los cuales muchos al paso del tiempo resultaron no contar con los procesos de investigación que sustentaran dicho enunciado.
El triunfo de la creencia
Un caso reciente donde la publicidad triunfó sobre aquello que se supone nos hace distintos a los demás mamíferos, me refiero a los procesos de pensamiento elevados, es el caso del gigante Bayer-Monsanto, que en el 2023 fue sentenciado a pagar 6.9 millones de dólares en multas al estado de Nueva York por publicidad engañosa.
En 1974, el agronegocio Monsanto patentó el agrotóxico glifosato, químico utilizado en la producción de maíz transgénico y soya. Después de varios estudios realizados por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud, concluyeron que el glifosato es cancerígeno en animales y probablemente en humanos. Habrá de mencionar que meses atrás el presidente López Obrador fue criticado por algunos sectores de la política y empresariales, por oponerse a la importación de maíz transgénico de Estados Unidos.
La publicidad mencionada de Bayer-Monsanto, afirmaba que los productos de la marca Roundup, que contienen el ingrediente activo glifosato, eran seguros y no tóxicos. No requirieron incluirles la frase, científicamente comprobado. Para la ciudadanía, al parecer bastó con que el mensaje fuese transmitido repetidamente en cadena nacional a través de publicidad, por un ente que no requiere verificación de lo dicho, un laboratorio, quien era el dueño del producto.
Algo muy parecido a este fenómeno es lo que sucede con la llamada depresión, la cual, al ser categorizada como enfermedad, el paciente requiere al inicio del tratamiento o de manera continua el suministro de fármacos, sin que el especialista mire con detenimiento el estilo de vida del paciente, donde por regla general están las causas de su padecimiento.
Continuará el próximo lunes…
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