Pasar al contenido principal
x

CONSULTORIO DEL ALMA: CUENTA CONMIGO; Los quehaceres cotidianos y la actividad intelectual

principal-portada
Foto(s): Cortesía
Redacción

Rafael Alfonso

 

Este viernes, en "La hora del deseo" 

 

Agatha Christie solía decir que lavar los trastes era un momento propicio para imaginar cómo asesinar a alguien. Por supuesto, haciendo referencia a su profesión de escritora de novelas de crímenes y misterios protagonizadas por Hércules Poirot, el detective privado belga que era toda una leyenda del razonamiento deductivo (como Sherlock Holmes). En dichas novelas, Poirot invariablemente descubría quién era el asesino, y algunas veces, no, no era el mayordomo.

En consonancia con lo anterior, les comento que mientras lavaba los trastes de la cena, vino a mí la idea de redactar esta nota, que tratará acerca de cómo los seres humanos solemos concebir la actividad intelectual como un quehacer distinto a las actividades domésticas y cotidianas. También les daré un tip de cómo podemos lograr cierta simultaneidad en ambas experiencias, y también les advertiré cuándo no es recomendable intentarlo.

Dos cosas distintas

Los protagonistas de la siguiente anécdota son los hijos de Jaime Sabines, quien solía decir a su familia cuando se disponía a escribir: “Voy a trabajar. Que no me molesten”, y acto seguido, se encerraba en su despacho. Los hijos del poeta, niños aún —incluyendo el exgobernador de Chiapas— especulaban acerca del misterioso trabajo de don Jaime, así que convinieron espiarlo y cargar al hermano más pequeño para que se asomara por una ventanita muy alta y les dijera qué hacía su padre. Después de algunos minutos le preguntaron “¿qué hace?” y éste respondió: “está mirando la pared”. 

Por otro lado, tenemos la visión de que las personas quienes se dedican a las tareas del hogar como cocinar, barrer, limpiar e incluso a los innumerables oficios de carácter técnico (zapatero, albañil, mecánico, hojalatero, carpintero, etcétera), se encuentran desligadas del quehacer intelectual, como si estas actividades no requirieran diseñar un plan, hacer cálculos, ejecutar de forma precisa algunas operaciones y hacer gala de altas dosis de imaginación para resolver los problemas que su quehacer plantea.

Durante mucho tiempo viví con la idea de que el trabajo intelectual consistía en tener mucho tiempo para poder mirar hacia mi propia pared, igual que el poeta, y que esta introspección por sí misma tenía un valor similar o incluso superior a los oficios que resuelven la vida cotidiana de las personas. Esta sensación se acrecentaba si, apartado del mundo, producía un texto por intrascendente que fuera; es decir, pura vanidad del Yo.

La experiencia INEIP

Durante las distintas actividades que realizamos en el Instituto de Estudios e Investigación Psicoanalítica INEIP A.C. tomamos mucho en cuenta el hecho de que la actividad intelectual no es ajena a los quehaceres cotidianos u oficios. Nuestro grupo de estudio Psicoanálisis, política y ciudadanía —por poner un ejemplo—, trabaja en torno a una experiencia gastronómica semanal que nos implica cocinar, servir una mesa y lavar trastes, mientras llevamos a cabo ciertas partes del trabajo.

Uno de los grandes aprendizajes que he tomado del INEIP es reconocer que el pensamiento no tiene porqué detener o entorpecer las manos, aunque claro, he de recomendar que en actividades como cortar cebolla u otras que impliquen el empleo de materiales peligrosos, sí nos enfoquemos en ellas con total concentración.

¿Quieres saber más? Escúchanos este viernes a las 12:00 del día en La hora del deseo, por Radio UNIVAS. Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 132 85 34 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.! Síguenos en Facebook: Instituto de Estudios e Investigación Psicoanalítica A.C.-INEIP.

[email protected] 

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.