Rafael Alfonso
Este viernes, en "La hora del deseo"
Poly es una joven recién egresada de la carrera de Comunicación en una prestigiosa universidad. En días pasados, apareció una oportunidad extraordinaria para los tiempos actuales: la citaron, junto con tres de sus compañeros de generación, a una entrevista de trabajo en una importante cadena televisiva. La oportunidad de trabajar en esta cadena significa iniciar con el pie derecho su vida profesional. Para ella, este puesto representa más que un simple trabajo; es la materialización de un sueño largamente acariciado.
En la sala de espera, Poly se encuentra nerviosa y con muchas expectativas. Observa los rostros de los demás candidatos al puesto, y se siente en desventaja porque sus compañeros y sus familias radican desde hace varias generaciones en la Ciudad de México, y su posición económica es desahogada; cuando ella proviene de Oaxaca, de una familia de clase media baja. Mientras estudió su carrera, lejos de su hogar, se hizo acreedora a una beca que le permitió terminar sus estudios. Todo ese tiempo vivió en una pensión. Ahora, con la carrera terminada, precisa encontrar un empleo para independizarse de sus padres. Los jóvenes acordaron que, al finalizar sus entrevistas, irían juntos a tomar un café. Así lo hicieron. Poly pidió aventón a una de sus compañeras.
Las distintas expectativas
Ya en el café, ella está a punto de manifestar su entusiasmo, pues considera que sería afortunada si le dieran el empleo; sin embargo, se detiene al darse cuenta de que sus compañeros de generación se cuestionan si vale la pena tomar ese trabajo, y expresan sus puntos de vista de la siguiente manera:
—¿Qué tal, ¿cómo vieron?
—No lo sé, Rick. Me parece que pagan muy poco—, dijo uno de los jóvenes.
Esto sorprendió a Poly, ya que desde su perspectiva, la paga era más que buena.
—Además, está bastante retirado del Centro —dijo Paola—. ¿Cómo le voy a hacer cuando mi mamá no me preste el coche?
—Eso sin contar que es tiempo completo, ya saben que yo ocupo las tardes para ensayar con mi banda—dijo Augusto—. Si me seleccionan pediré que algunos días hagamos Home Office (trabajo remoto).
—Mínimo… —dijo la bella Mindy, aspirante a conductora de televisión.
Todos, incluida Poly, se echaron a reír.
—Oigan, pero lo que menos me gustó fue lo que dijo el entrevistador, digo, se ve buena onda, pero eso de que "un recién egresado, en su primera experiencia laboral, llega más a aprender que a aportar”, yo no estoy de acuerdo— expresó Augusto.
—Pero, ¿qué le pasa?
—Que se ubique; si no somos egresados de una escuela “patito”.
Aunque Poly sabe que sus compañeros desde muy niños conocen las comodidades, no deja de sorprenderle lo difícil que es para ellos alterar, aunque sea un poco, su estilo de vida.
Inquietudes y fantasmas
Poly pasa una tarde divertida, pero le inquieta el resultado de la entrevista. No se siente segura de obtener la vacante. A pesar de percatarse de los múltiples peros que sus compañeros le ponen al empleo, ella no puede ver que cuenta con una insospechada ventaja: las carencias que cree haber tenido, le han forjado la disposición para afrontar retos y esforzarse.
Al final, todos se despiden. Sus compañeros se retiran después de confirmar durante toda la tarde su falta de disposición para afrontar los desafíos que implican este tipo de oportunidades.
¿Quieres saber más? Escúchanos este viernes a las 12:00 del día en La hora del deseo, por www.mixlr.com/vasconcelosradio o Fb Live: Vasconcelos Radio.
