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Estampas para mis nietos: ¡Eres una niña!

Niña jugando trompo
Foto(s): Cortesía
Alejandra López Martínez

Conchita Ramírez de Aguilar

Todo está preparado para llevar a cabo hoy, el Concurso de Comedoras de Chiles en Vinagre y Limones con Sal. Al pie de nuestro amigo fiel, el limonar, hemos colocado ya los platos que contienen los limones partidos a la mitad, sal y chiles jalapeños en vinagre, que debemos comer las participantes en este reto, sin olvidar suficiente agua y servilletas.  Lupita, mi compañera de escuela y mejor amiga; Imelda y Julia, vecinas de la casa junto a la mía, y yo, somos las concursantes. Sonrientes, tomamos los platos y subimos al limonar, quien con sus ramas parece abrazar con  cariño a estas chiquillas de apenas 8 años.

Ya hemos realizado este concurso en varias ocasiones, y aunque conocemos las reglas, nos recordamos que al comer debemos alternar chiles y limones, no es válido consumir de uno solo; se permite beber toda el agua que se quiera, y aun cuando no es un concurso de velocidad, no debemos dejar de comer hasta decidir retirarnos; por lo tanto, ganará quien coma más chiles y limones. Hoy ganó Lupita, le aplaudimos para aumentar su alegría, aprovechando también para decirle en tono de broma:

-Cuéntanos cómo te va, cuando vayas al baño.

Enseguida bajamos del limonar, entramos a la cocina, para lavar los platos y tirar la basura; como aún no es hora de que mis amigas regresen a sus casas, subimos a la planta alta y decidimos bajar las escaleras acostadas boca abajo-de dos en dos- tratando de ser las primeras en llegar al último escalón. Cuando mamá no nos ve, bajamos “de sentón"; si nos descubre, nos dirá como siempre:

-¡No hagan eso! Es muy peligroso para ustedes porque son niñas.

Al oírla, siempre nos preguntamos:

-¿Por qué los niños sí pueden y nosotras no?

Durante el año hay temporadas de canicas, yo-yo, balero, trompo, batallas de lanzamiento de cascaritas de naranja con liga, y otras más; participo en casi todas y soy muy buena. Mis amigas no lo hacen porque no les dan permiso; a mí sí, aunque mamá siempre me recuerda que esos no son juegos de niñas. Para nosotras están las muñecas, juegos de té, utensilios de cocina, etcétera;  a mí no me gusta jugar con eso, es muy aburrido; además, por ninguna razón mis hermanos jugarían conmigo a la comidita.

Así que continuaré jugando con ellos, aunque en algunas ocasiones  no quieran aceptarme; sin embargo, soy paciente, porque sé que cuando les haga falta para ganar, me llevarán e inclusive se comprometerán a cuidarme para que mamá me dé permiso de ir con ellos, aunque sea una niña. Además, los amigos de mis hermanos no se molestan porque yo juegue con ellos, más bien a mis hermanos no les parece.

Mamá sabe que salgo a la calle a jugar con mis hermanos y sus amigos; entiende que cuando no voy me aburro, me pongo triste, porque estoy sola, no tengo hermanas. Sin embargo, cuando me da permiso, siempre repite:

-Hija, cuídate mucho, esos juegos no son para ti. ¡Eres una niña!

Salgo de la casa corriendo, volteo a verla, le mando un beso y le digo:

-Sí mamá, no te preocupes. Soy una niña, pero sé cuidarme.

“Durante el año hay temporadas de canicas, yo-yo, balero, trompo, batallas de lanzamiento de cascaritas de naranja con liga, y otras más; participo en casi todas y soy muy buena”.

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