Agencia Reforma
CIUDAD DE MÉXICO.- El artista Francisco Castro Leñero, quien falleció este lunes a los 68 años de edad, aconsejaba dibujar con los cinco sentidos. Lo repetía ante sus alumnos en el salón de clases de la UNAM, un espacio que consideraba transformador por la energía emanada de la creación colectiva, a partir de la relación cuerpo-mente, que él enfatizaba.
"En el dibujo", decía, "entran todos los sentidos. La mirada y el tacto son evidentes, pero el oído también, porque uno aprende a escucharse, a dictarse órdenes y a llevarlas a cabo; el olfato (entra) cuando uno puede intuir hacia dónde seguir -quien tiene olfato va encontrando los caminos-, y el gusto interviene cuando uno puede juzgar si están bien o mal las cosas. Son todos los sentidos puestos en una actividad".
Así, con todos los sentidos, produjo su obra el pintor abstracto que abrevó de la geometría y, sobre todo, del cuadrado. "Una cuadrícula está llena de posibilidades", aseveraba el creador heredero de "La Ruptura", corriente artística que se distanció de la Escuela Mexicana de Pintura y pugnó por la libertad creativa.
"(La cuadrícula) puede ser desde un simple tablero de juegos en el que varían los tonos -unos más claros, otros más oscuros-, hasta permitir desplazar los pequeños cuadrados en algún sentido y crear un ritmo diferente al que el solo tablero expresa", ejemplificaba el pintor de trazos contrastantes que remiten al caos, pero también al orden.
"También era un apasionado de la paleta cromática", pondera en entrevista la pintora Cecilia Barreto. "Últimamente, sus pinturas eran blancas, pero con acentos de color y era, digamos, elegante, no saturado. Hasta su forma de hablar era como su pintura, porque siempre hablaba despacio y su pintura se puede decir que era un elemento de contemplación", considera la artista.
Francisco Castro Leñero, expositor en recintos como el Museo de la Américas de Puerto Rico, el Mexican Fine Arts Institute de Chicago, y el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, incursionó también en la escultura, la gráfica y la instalación. Y fue parte de la estirpe de creadores conformada por sus hermanos Alberto (1951), José (1953) y Miguel (1956) Castro Leñero.
Francisco, o "Paco", como le llamaban sus alumnos, murió la mañana del lunes, en la Ciudad de México, tras permanecer enfermo de fibrosis pulmonar.
"Finalmente falleció nuestro Francisco Castro Leñero, lamentamos mucho su muerte y compartimos este dolor con todos sus amigos que tanto lo han querido", escribió en Twitter su hermano Alberto, en una despedida de múltiples resonancias.
Lamentan la partida de un generoso maestro
"Se perdió uno de los más grandes pintores que tenía este país, pero también se pierde uno de los mejores formadores que hubo", destacó a su vez el pintor, dibujante y grabador Sergio Ricaño, primero alumno de Francisco, luego su amigo y después "casi su hermano".
Barreto, alumna del artista en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM -donde diera clases por más de 30 años-, destaca la coherencia de su maestro y tutor de su tesis sobre Visualidad simultánea, comprometido tanto con su actividad docente, como con los procesos de transformación del país, por ejemplo relativos al Sistema Nacional de Creadores del Arte, del que formó parte.
Con Ricaño fundó el proyecto de Talleres de Arte Contemporáneo (TACO), que une diversas generaciones y rescata sus aportes y procesos.
Una exposición homenaje
TACO organizó rifas para recaudar recursos que apoyaran los tratamientos del pintor y la respuesta fue arrasadora, contó Ilse Gradwohl, pintora abstracta mexicana de origen austriaco.
"Hicimos una exposición porque a muchos artistas nos preguntaron si podíamos donar obra, y llegaron tantas donaciones, que de plano hicimos una exposición en la Casa del Virrey de Mendoza, en el centro de Tlalpan, espacio que tenemos en comodato el grupo Tequio".
La exposición permanecerá hasta el 6 de noviembre, convertida ya en homenaje al artista de los cuadrados infinitos.
Francisco Castro Leñero en Oaxaca
En Oaxaca, Francisco Castro Leñero fue parte de proyectos artísticos desarrollados en el Centro de las Artes San Agustín (CaSa); también compartió sus conocimientos en talleres que impartió.
Fue cercano colaborador de los espacios que fundó el pintor oaxaqueño Francisco Toledo.
