POR AZUCENA DELGADO OCHOA
—Carlitos, ¿cómo te fue en la clase?
—Bien, mamá. Se conectó con nosotros el papá de Leonardo que es doctor y nos habló de cómo cuidar nuestro cerebro. Dijo que aprendemos por nuestras neuronas y ellas funcionan con sustancias que no me acuerdo bien para qué sirven, creo que se llamaban dopanina, endopanina o algo así.
-Qué interesante; qué bueno que aprendiste mucho. Ordena esos juguetes y te vas a bañar, ya casi es hora de dormir.
-Mamá, déjame otro rato.
-Tu cerebro debe descansar, ¿no se los dijo el doctor?
-¡Sí! Pero dijo que de noche el cerebro también trabaja; debemos dormir temprano porque es cuando aprendemos y crecemos, para que durante el día estemos atentos y contentos.
-¿Ves? “Lo que haces en la noche, lo puedes hacer en la mañana”.
-Ya sabía que iba a decir eso.
-Qué sueño más extraño. Había un ángel llamado Dopamino, me enseñaba mi tablet; yo quería otra, entonces me dio otra más grande. Me gustó tanto que le pedí otra más grande y me la dio. Era tan enorme que me cayó encima hasta que entré en ella, estaba dentro del videojuego, lo viví, luché, usé las armas, corrí, me cansé y cuando quise salir no pude. Me sentí muy desesperado.
"Busqué al ángel para que me ayudara, pero no lo encontré. Seguí caminando con miedo de que iniciara otro combate o que otro jugador me hiriera, caminé con mi arma lista por mucho tiempo, hasta que vi un camino que se dividía.
"De un lado había una puerta grande con el ángel Dopamino ofreciéndome un dispositivo aún más grande. Aunque quería ir por él, mi cuerpo se estremeció, se sintió angustiado y enojado a la vez.
"Volteé a ver el otro camino, al final estaba otra puerta, más pequeña pero más iluminada con un ángel diferente en su entrada, su nombre era Endorfino, él tenía tres mesas y me invitaba a ir a verlas. En la primera había libros, cuentos, historias interesantes; dicen que leer te hace más listo, pero a mí nunca me ha gustado leer libros".
Continuará el próximo lunes…
