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Una sensación humana, explotada por los discursos actuales

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Foto(s): Cortesía
Infobae

Alejandro José Ortiz Sampablo

 

Una experiencia común en muchas personas es la sensación de que algo les falta o de sentirse incompletas. La respuesta a tal sensación es diversa, mientras a algunos individuos los lleva a la motilidad, a otros, suele paralizarlos.

Una fuerza con dos polaridades

La experiencia de incompletud conlleva ventajas e inconvenientes; para algunas personas es el motor que las impulsa a realizarse en el ámbito profesional o a lograr objetivos que en su momento consideraron inimaginables. Para otras, pareciera que tal sensación las condena a una tristeza eterna, pues han adquirido la experiencia de que, por más que hagan, no logran que desaparezca dicha sensación, convirtiéndose esto en uno de tantos elementos para que el individuo pierda el ánimo de realizar lo pertinente para alcanzar un anhelo; si se pudiera decir así, ya que a veces parece que ni siquiera tuvieran anhelos. De esta manera dejan pasar el tiempo y las oportunidades profesionales, laborarles y en el amor. En la vida amorosa, este sentir también hace estragos en la vida amorosa. En el caso del hombre, tal sensación se ve atemperada por la primacía del placer de órgano, pues este lo lleva a que su regulador principal en el recorrer de su vida sea el principio de placer-displacer, por lo que la sensación de incompletud se amalgama con el mencionado principio, de tal manera que, mientras el hombre se encuentre en la experiencia de placer de órgano, se vivirá completo.

De aquí se extrae una respuesta de los engaños que éste se hace en la experiencia amorosa, así como de su pereza y cobardía en el amor.

En cambio, para la mujer la experiencia de incompletud llega a ser avasalladora, por eso los estragos son más evidentes en ellas. Es importante aclarar que no es que la mujer carezca de placer de órgano, pero su desarrollo psíquico no se queda en esta etapa primaria, situación que sí sucede con el psiquismo del hombre. La sensación de incompletud para la mujer llega a ser un pilar en el enamoramiento, por decirlo de alguna forma, es el equivalente al placer de órgano en el caso del hombre. Este se llega a manifestar con tal potencia que las puede llevar a permanecer a lado de una persona que a todas luces no las ama, incluso a soportar maltrato o todo tipo de violencia. Pues dicho afecto toma mayor fuerza con el anhelo de ser amada y de ser la única.

Es de entenderse que, por la naturaleza de este sentimiento, sea en esta época donde muchos encontraron una mina de oro. Por un lado, los discursos del capital que proponen siempre un plus de goce, y por otro la velocidad con la que se vuelven caducas las cosas, incluidas las personas, llevan a la entidad psíquica llamada Yo a crear expectativas respecto a su goce y la pérdida.

El sentimiento de necesidad es ampliamente investigado dentro del campo psicoanalítico, pues es motivo de muchas expresiones patológicas, donde la energía que mueve a la vida se ve inhabilitada, pues queda fijada a esta necesidad.

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