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Lecturas para la vida: Mi vivencia covidiana

fila_de_personas
Foto(s): Cortesía
Redacción

Rosa María Vázquez Cazares*

 

Un señor joven vendía sobre su bicicleta churritos, papas y frituras junto a una botella de salsa, traía su mercancía en una caja de cartón. Pero tampoco le compraban, yo creo porque no usaba cubrebocas.

No olvido las caras de sorpresa de las personas que llegaban después de los que ya estábamos en la fila cuando preguntaban:

-¿Es la fila para el banco X? ¿y adonde termina? - decían mirando la larga fila que aún se extendía a lo largo de una calle entera.

- ¡Uuuy Señito! a la vuelta se acaba la fila- Respondió un señor con cierta picardía, al mismo tiempo orgulloso comentó - nosotros ya llevamos una hora formados y nos falta una calle.

Justo cuando me encontraba a cinco metros de entrar comenzó a lloviznar, entonces sí disminuimos la distancia, nos teníamos que proteger de la lluvia adentro del banco lo más pronto posible, entonces iniciaron los comentarios entre algunas personas, lo cual me resultó incómodo dada la cercanía.

Ya en el área de cajeros, estaba una señora de muy avanzada edad, que hizo notoria su presencia porque llevaba un bastón improvisado, una especie de rama seca, que al caer al suelo, hizo un fuerte ruido, volteamos a verla, ella se agachó a recogerlo con cierta dificultad y se instaló nuevamente en el rincón detrás de la puerta principal del banco, apoyada en su bastón.

Era una persona de campo, por su vestimenta de faldas amplias, un impecable delantal plisado propio de la zona Mazahua, un rebozo descolorido, cruzado sobre su pecho, calcetas y zapatos mostrando que han recorrido muchos caminos de polvo y tierra. Su cabello cano con dos trenzas entrelazadas en la espalda, pequeña estatura, complexión delgada, huellas faciales profundas, expresiones de una vida de ardua labor y frecuente exposición al sol. Estaba sola, callada, su mirada indiferente a lo que sucedía a su alrededor, sin cubrebocas. Tosió de forma herrumbrosa, característico de enfermedad obstructiva crónica, probablemente por respirar humo de leña; muy frecuente en las mujeres de campo que orgullosamente expresan que hacen tortillas en comal con leña que ellas mismas recolectan, durante toda su vida.

Continuará el próximo lunes…

[email protected]

*Atlacomulco Estado de México

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