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El “ahorita lo hago”, una disposición psíquica

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Foto(s): Cortesía
Aleyda Ríos

Alejandro José Ortiz Sampablo

Una operación psíquica, al parecer imprescindible en la vida cotidiana de los seres humanos, cuya suposición se decanta del resultado de nuestras investigaciones, la cual hasta al día de hoy en la clínica psicoanalítica no hemos hallado elementos que contradigan su existencia, es la que el creador del Psicoanálisis, Sigmund Freud, llamó “denegación o desmentida”.

El maestro del engaño

Dicha operación del alma tendrá diferentes usos para la entidad psíquica llamada Yo. Para quien no esté familiarizado con el término, es de esperar se encuentre extrañado al escucharlo (el Yo). Me serviré de un ejemplo, de una expresión a la que posiblemente no hayas escapado de mencionar en alguna ocasión, la cual tiene como objetivo demorar en la medida de lo posible la ejecución de una acción, ya sea demandada por alguien más, por el mismo sujeto o por el apremio de la vida.

Los motivos por los cuales se ejecuta dicha postergación pueden ser diversos y de diferente índole. Sin embargo, es la entidad psíquica mencionada la encargada de dar casa a tal pretensión, es decir, de encontrar plena justificación para realizar la acción.

No es difícil suponer que toda frase mencionada en la vida adulta fue dicha o escuchada mucho tiempo atrás, por lo general en la infancia. Existen frases que parecieran forman parte de nuestro repertorio, e incluso la o las acciones que tienen por resultado, llegan a ser parte del carácter de la persona; una de estas frases es la de “ahorita lo hago”.

Engaño o mortificación

Para algunos individuos, la ocasión de servirse de esta expresión no falta; para otros más, el “ahorita” se vuele eterno. Podemos deducir al menos dos distintas disposiciones de quien hace uso del “ahorita lo hago”: quienes tienen plena conciencia de que solo se sirven de ella para engañar a quien se la expresan, pues de antemano saben que ese tiempo nunca llegará; y aquellos que la dicen con la convicción de que ejecutarán la acción, pero tampoco eso llega a suceder, y tiempo más tarde llega la mortificación. Son en estos últimos individuos en donde la operación psíquica de la desmentida juega un papel preponderante.

Por otro lado, no faltará quien se haga la idea que tal conducta fue heredada por alguno de sus progenitores, o aprendida, pues existe evidencia que en uno de ellos es bien marcada. Pero esto no es así, empero, tal conclusión permite al individuo mantener el engaño o autoengaño del verdadero origen de la mencionada disposición psíquica, en donde la desmentida es un engrane imprescindible en todo ese aparato anímico.

Reflexión

Hoy existe el empuje de la tendencia a ser ahistóricos, a no tomar en cuenta aquello que nos antecede, más aún en lo que nos acontece, de ahí que cuando se trata de encontrar solución a los conflictos que vivimos con los otros y en nosotros mismos se busca en algo ajeno, alejándose de la posibilidad de observar que gran parte de dichos conflictos se originan en la dinámica de nuestra vida anímica, en eso que oculta en apariencia una simple frase, como el “ahorita lo hago”.

Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

[email protected]

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