Alejandro José Ortiz Sampablo
Han transcurrido los primeros días del año; y junto con ellos, la cuenta regresiva de las promesas y deseos de las 12 uvas. Es de llamar la atención que dicha tradición nació de alguien que tenía el arte de vender; en este caso, de mercar a partir de algo que vive en nosotros los seres humanos, la fuente de crear ilusiones.
Ilusiones o autoengaño
Doce uvas, 12 deseos, una por cada campanada, para tener buena suerte en cada mes del año. Posiblemente segundos antes de la media noche que cerró el 2021 y que abrió paso a este 2022, para muchos se hizo presente el nerviosismo. La tradición de comer las 12 uvas nació en España, en la ciudad portuaria, situada en la costa mediterránea, Alicante, en el año 1909, pues hubo un excedente de cosecha de la vid, lo cual llevó a los dueños de viñedos a generar una estrategia para comercializar sus uvas.
Disfrutar el repique de las campanas o el tictac del reloj, acompañadas de nuestros seres queridos y del sabor dulce de las uvas, fue para algunos el primer momento más intenso del año; no podemos negar que una uva por cada deseo, es una bonita tradición, la cual podrá ser un bonito autoengaño o llenarla de la sugestión necesaria para lograr dichos anhelos.
El mismo cuento
Posiblemente para muchos fue la repetición del fin de año pasado, el “ahora sí lo voy a lograr”. Para quienes les acontece esto, se han preguntado: ¿por qué les sucede dicha repetición, como si estuviesen negados a lograr sus deseos de fin de año?; incluso hasta la respuesta se han dado; por regla general, las circunstancias terminan por ser las responsables.
Permítanme contarles una anécdota generalizada en la atención de pacientes con el método psicoanalítico. Dejando de lado el duelo y patologías nacidas desde la fisiología, por regla general el padecer de la persona tiene una relación directa con su forma de proporcionarse placer y la omnipotencia de su pensamiento, los cuales durante el tratamiento, serán fuerzas en oposición a la cura del paciente, quien por un lado desea sanar, pero una parte de él se resistirá de sobremanera a abandonar tanto su omnipotencia de pensamiento, como sus formas de placer que a la postre lo llevarán a enfermar.
Reflexión
Es importante aclarar, que son las maneras de proporcionarse el placer y no el placer en sí mismo lo que a la larga lleva a enfermar al neurótico. Si a ello agregamos que este no cesa en el deseo de ganar un plus, las cosas se complican en el anudamiento de su síntoma.
En el caso de quienes con sus 12 uvas inician una cadena de repetición de fracasos, es la dupla mencionada la que entra en el juego de fuerzas psíquicas para que ello suceda. ¿Quieres tener la oportunidad de modificar esa historia?
Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!
