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Cuentos del Doctor Lector: La China, las aguas y la pandemia

taxi
Foto(s): Cortesía
Redacción

Juan Eduardo Lingow Rodríguez

 

El escurrimiento era constante; ella volteaba a ver el techo, tratando de adivinar por dónde había caído aquella gota sospechosa. Los calambres aumentaron en frecuencia e intensidad. Por un momento, ella se recostó sobre la humedad del colchón, pensando que tras el reposo cedería todo aquello.

De repente sonó el teléfono, se levantó de un brinco, vio que era Chano, se iluminó su cara, presionó la pantalla y la llevó junto a su oído. Del otro lado sólo se oía ruido de fondo, muchos tronidos. Por ahí de repente alguna frase suelta:

  —Por acá está bien feo, cuídate mi reina.

—¡Chano, no sé qué hacer!; creo que Chanito se quiere adelantar.

El sonido de una cruel interferencia respondió junto a la carcajada de un trueno. Se fue la luz. La oscuridad de la noche penetró en la casa y se apoderó de cada rincón. El repiqueteo de la lluvia se volvió más evidente.

A tientas buscó una bolsa de basura tamaño jumbo; utilizando los dientes abrió agujeros para la cabeza y los brazos. Agarró su bolsa, se persignó, salió a la tormenta. Ésta la recibió con un fuerte izquierdazo en la mejilla, pero la China es de esas que no se arredra con nada.  Caminó chapoleando por las olas, entre las cortinas de agua, tratando de adivinar el camino a tientas, guiándose por algunas luces lejanas.  Milagrosamente, los faros de un automóvil iluminaron sus ojos.

En cuanto vio la torreta, la China se paró en medio de la calle y se puso a un lado de la ventanilla. El conductor abrió solo una rendijita del vidrio para evitar que se metiera agua.

—No estoy trabajando— dijo el taxista, tratando de hacerse oír entre la intensidad del chubasco.

—Me urge que me lleve— gritó la China, entre las ráfagas de lluvia.

—Voy para mi casa…  ¿Qué no ve cómo está esto?— gritó el taxista señalando la lluvia que en ese momento arreciaba—. Mejor métase a su casa señora.

—Estoy embarazada. ¿Qué no ve? —increpó la madre, al mismo tiempo que la luz de un relámpago, en azul brillante, delineaba su silueta mientras ella mostraba la barriga debajo de los hules—. Mi bebé está por salir.

Continuará el próximo lunes…

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