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Cuatro dificultades para el tratamiento y la complicidad del Yo

ego
Foto(s): Cortesía
Redacción

Alejandro José Ortiz Sampablo

El ejemplo con el cual cerré la nota anterior de la presente serie, es común observarlo. Me atrevo a decir que son de las injusticias en contra de las mujeres que sobresalen dentro del ámbito familiar. Cuando mencioné que el discurso de la responsabilidad vino en mi auxilio, me refería a que es en éste donde, por regla general, convergen las dificultades antes mencionadas: moral, cosmovisión, omnipotencia y perversión, además de las agregadas posteriormente, cobardía y conveniencia.

Las trampas del Yo

Uno de los aportes de la investigación realizada por Sigmund Freud, fue la estructura de la personalidad psíquica, donde creó el supuesto de la entidad llamada Yo, quien está provista de funciones; una de éstas, de difícil comprensión, la de modificar la realidad acorde a fines, donde los instrumentos que utiliza, los toma del mundo exterior. En el caso mencionado, este instrumento es el discurso de la responsabilidad, el cual se escucha moralmente correcto y difícilmente encontraremos a alguien que esté en desacuerdo con él. Sin embargo, es en éste donde se resguardan cínicos y canallas.

Habremos de aclarar que no todo aquel que promueve dicho discurso es cínico o canalla, pero para descubrir a tales personas podríamos aplicar el proverbio de Mateo 7:15-23 que alude a “… Por sus frutos los conoceréis…”, pero repito, al ser el Yo quien observa, siempre existe la posibilidad de lo que Freud llamó denegación. Ya que quien promueve la ideología de la responsabilidad, en automático se coloca sobre aquellos que considera no se hacen responsables, es decir, su comportamiento es moral, en tanto ser responsable es “bueno”; creando una medida para juzgar al mundo, donde todo ser humano debería obedecer a tal premisa, en este punto encontramos reunidas moral, cosmovisión y omnipotencia.

Retomemos el ejemplo

Nuestro hombre, tras más de 20 años de matrimonio, donde fue maltratador, infiel y alcohólico y que por algún motivo desconocido decidió cambiar. Es común escuchar que tales personas sienten pena por los actos que cometieron, pues les aconteció algo que los llevó a tomar conciencia de ello. Sin embargo, la entidad psíquica mencionada, por regla general no soporta verse en desventaja con el mundo exterior; en este caso, genera un discurso que le permite salir avante, pues la persona bien sabe que cometió actos irreparables, principalmente con su cónyuge e hijos, y se consuela con el dicho de que ahora, “se hace responsable de lo sucedido, siendo responsable” es decir, vive el famoso “borrón y cuenta nueva”. Cuando el discurso es cercano a lo expuesto, no podemos distinguirlo claramente del cinismo.

Por lo desarrollado en esta serie es que los investigadores del alma no nos guiamos por tales discursos, pues bien sabemos que en ellos se esconde o justifica el Yo. La interrogante que surge: ¿el especialista será capaz de sortear tales olas?

Pide informes a los teléfonos 951 244 7006 / 951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

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