Cuatro dificultades para el tratamiento y la complicidad del Yo | NVI Noticias Pasar al contenido principal
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Cuatro dificultades para el tratamiento y la complicidad del Yo

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Alejandro José Ortiz Sampablo

 

Como les comenté en la nota anterior, el viernes por la tarde nos reunimos con nuestros invitados para realizar el evento “Noches de Psicoanálisis”, donde uno de los tópicos que ahí se trataron vino hoy en mi auxilio para continuar con esta serie.

Circula en algunos campos del saber —incluyendo muchas psicoterapias— el discurso de la responsabilidad contrapuesto al de la vergüenza y culpa. Puedo hacer diversos supuestos del por qué lo hacen, pero ello pone en evidencia que inclinarse de un lado u otro, por parte de un especialista psi, solo dejaría traslucir su ignorancia de las leyes a las que obedece el psiquismo de los seres humanos.

Responsabilidad vs culpa y vergüenza

La noche del viernes mencioné en un contexto específico, que los sentimientos de culpa y vergüenza en muchas ocasiones nos hacen ser menos canallas. Transcurrió la conversación y más adelante, un invitado comentó que encontraba todo muy interesante, pero en lo que no estaba del todo de acuerdo era con lo de la culpa y la vergüenza, pues sería mejor que las personas nos hiciéramos responsables de nuestros actos. Posiblemente algunos lectores caigan en controversia, sin embargo, mi quehacer de investigador del alma no me lo permite, pues como les he mencionado, mi opinión tampoco puede ser comandada por mi moral, cosmovisión, omnipotencia del pensamiento, menos aún por la cobardía y conveniencia.

Para dar respuesta a esta observación me vinieron varios recuerdos de mi época de analista en formación, pues a pesar de que en el instituto al cual pertenecí circulaba el discurso de la responsabilidad —y se escuchaba bien—, no me encontraba del todo convencido. Hube de tener algunas experiencias en relación con actos realizados por mí, para alcanzar claridad sobre el tema. No les contaré esas experiencias, sí la respuesta que di el viernes, producto de esa reflexión, para la cual usaré dos ejemplos donde usted, amable lector, podrá deducir la trascendencia de que el terapeuta atienda, en su análisis personal, las dificultades mencionadas.

Supongamos que visito la casa de una persona entrañable, y en la cómoda de la entrada se encuentra colocado un florero de la dinastía Ming heredado por su abuela, el cual data del año 1380, y en un accidente lo tiro y se hace añicos. ¿De qué valdría hacerme responsable del acto, o sentirme avergonzado o culpable? ¿Se dan cuenta que me encontraría ante un acto irreparable?; ahí, ambos discursos son inoperantes.

Los engaños del Yo

Daré otro ejemplo, donde posiblemente algunos se identifiquen; principalmente porque surge de lo recogido en la clínica psicoanalítica y es sencillo de observar. Imaginemos a un matrimonio donde el esposo, durante los primeros 30 años, ha maltratado física y emocionalmente a su esposa, siendo alcohólico e infiel, y un buen día, por situaciones desconocidas, se vuelve “bueno” y responsable; incluso ahora hasta se las da de consejero e intenta corregir a la esposa cuando por algún motivo descarga un enojo en alguno de sus hijos. También es posible que el enojo acumulado por parte de la cónyuge se manifieste contra él, haciendo que los hijos expresen: “¡Pobre de mi papá!, ¿cómo es que aguanta a mi madre?”.

Continuará el próximo lunes…

Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

[email protected]

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