Pasar al contenido principal
x

Consultorio del alma: cuenta conmigo, “Siempre fue así”

mascara-persona
Foto(s): Cortesía
Redacción

Por Alejandro José Ortiz Sampablo

Una de las tantas heridas emocionales que a muchas personas se les hacen presentes en la edad adulta, es la severidad con la que fueron reprendidas por sus padres y, eventualmente, conservan en la memoria un “siempre fue así”. Expresiones como “por cualquier cosa me gritaba”, “siempre me regañaba”, “nunca fue cariñosa conmigo”, se escuchan con frecuencia en labios de los pacientes.

Una idea con reservas

Sin duda, las vivencias del paciente con sus padres —y lo que experimentó afectivamente en aquellos momentos—, son de suma importancia en aquello que el día de hoy lo hacen o la hacen padecer; además de que, por lo general, es la información a la que tenemos pronto acceso de todo cuanto el paciente nos narra.

En los primeros encuentros con el futuro analizante, es imprescindible la disposición tierna del psicoanalista; sin embargo, esta no sólo tiene la función de acoger tales vivencias, también es un importante instrumento en el arte de la investigación psicoanalítica. Las vivencias son el umbral para acceder a la lógica a la que obedece la vida interna del paciente. En la cotidianidad solemos dar demasiada importancia a las vivencias para explicar el actuar o padecer de los individuos, pensando que, si se conocen las penas infantiles del susodicho, se tiene un buen argumento para aplicar el precepto de “a toda acción corresponde una reacción”. Sin embargo, en un tratamiento psicoanalítico, cuando acogemos a un paciente, no nos conformamos con la simplicidad de esta explicación.

Una vivencia está cargada con un sinfín de estados afectivos y pensamientos, por lo que pretender extraer conclusiones únicamente a partir del primer dicho del paciente es un error común; otro es que, quien escucha, incluya su cosmovisión.

Un momento importante en el campo psicoanalítico

Sigmund Freud descubrió que, de algunas anécdotas narradas por sus pacientes, no existía evidencia alguna o en gran parte habían sido modificadas. Lo anterior parecía derrumbar el edificio teórico hasta ese momento construido. Una vez que Freud recobró la serenidad, incluyó este nuevo elemento a su teoría, pues se le impuso dar explicación a la disparidad que existe entre la vivencia y lo que le acontece al paciente.

Dos elementos fundamentales en la respuesta que el individuo adopta en su tierna infancia, ante lo que el mundo exterior le impone (realidad) y lo que a su vez la investigación psicoanalítica arroja, son: su disposición a evitar el displacer y a ganar placer. De esta manera, el encuentro entre la severidad o complacencia de los progenitores con la disposición innata del hijo, cobra trascendencia en la manera en que la persona introyecta las imágenes materna y paterna, de ahí la fuerza que toman las vivencias donde el individuo fue reprendido o solapado.

Una premisa fundamental en la teoría psicoanalítica es la memoria, donde, de lo mencionado anteriormente queda registro, independientemente de que, en el recuerdo, tengamos acceso a ello o no. Es una memoria dinámica, por eso cada imagen, huella y representación mnémica guardadas en esta, es resignificada en la vida adulta, en ocasiones, según convenga a los fines de la entidad psíquica llamada Yo.

¿Quieres saber más? Pide informes y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

Síguenos en Facebook: Instituto de Estudios e Investigación Psicoanalítica A.C.-INEIP o llámanos al 951 244 70 06 / 951 285 39 21.

[email protected]

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.