Alejandro José Ortiz Sampablo
Ustedes no están para saberlo, ni yo para contarlo; pero la mañana que escribía esta nota nos encontrábamos a un par de horas de trasladar las últimas cosas a la nueva sede del INEIP A.C.
Acuarela de emociones
Les quiero compartir la emoción que me embarga al pensar en los nuevos proyectos que estamos por realizar en aras de crear una cultura psicoanalítica en el estado, que considero está hecho para ello; no lo digo por ser oriundo de este, pues es bien sabido que Oaxaca es una acuarela en sus manifestaciones de la vida interna de nosotros los oaxaqueños. Basta con salir a sus calles para maravillarnos de la sofisticación -si se pudiera decir, de nuestra alma- que poseemos.
Quien ha realizado una mudanza, sabe en carne propia que la experiencia se llega a convertir en un cúmulo de emociones y aventuras. De hecho, esta nota pensaba dedicársela a las desavenencias que tuve en estos días con algunas personas, una de ellas ajena a la mudanza; aunque en muchas ocasiones puedo tener claro lo que escribiré, pero al concluir me percato que fue el propio escrito quien me indicó qué rumbo tomar. Este fenómeno lo abordaré en alguna nota futura seguramente.
El azar y la prudencia
Ya para el momento y sabedor que cuando se publique este escrito me encontraré en el trajín de las adaptaciones de los nuevos espacios del Instituto, me invadió cierta melancolía por lo que implica de pérdida un cambio, lo que me recordó una sesión que tuve con una paciente. En ella, la joven mencionó una frase al momento de hablar sobre el pago de las sesiones: “a ver qué tiempo puedo continuar con el tratamiento, porque no me gusta invertir en mí”; lo curioso fue que ese fue el tema durante toda la sesión, así de cómo dicha disposición influía en su vida amorosa, con la pareja y los hijos.
Pero como ya lo he mencionado, el investigador del alma no hace conclusiones apresuradas con la primera información que nos entrega el paciente. Sesiones después, se develó una parte de aquello que ocultaba tal actitud; esta era precisamente, que invertir en ella misma la llevaría irremediablemente a contar con las condiciones psíquicas, físicas y económicas para realizar cambios. No obstante, ello implicaría la renuncia de cierto goce en el padecer, fuerza que por regla general sostiene el síntoma de todo neurótico. En tal situación, la entidad psíquica llamada Yo se encarga de realizar las negociaciones con las otras entidades involucradas, según le convenga. En el caso mencionado, mantenerse estático al no invertir en la persona misma, pues así no tiene que decidir en un futuro con la decisión del rumbo a tomar.
Gran parte del padecer neurótico radica en que intenta evitar el sufrimiento por la pérdida; no asume que esta es imposible de evadir, en esto también radican los grandes conflictos de la humanidad. El proceso psicoanalítico es el método que puede llevar al paciente a realizar nuevas construcciones psíquicas para afrontar lo inevitable.
¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!
