Por Rafael Alfonso
Cada año, miles de personas de todas las edades viajan de forma ilegal, desde México y Centroamérica, tratando de llegar a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida para ellos y sus familias, mismas que sus países de origen no les proporcionan. Es un largo trayecto sujeto a múltiples vicisitudes y riesgos.
El proyecto
Tomando en cuenta lo anterior, Daniela Hernández, Samantha Alvarado y Dulce Viezca, tres jóvenes estudiantes de diseño inscritas en la Universidad Iberoamericana Laguna (Ibero Torreón), presentaron el año pasado un proyecto escolar enfocado a ayudar a los migrantes. Para ello proponen la confección de un artículo de primera necesidad: una mochila en cuyo diseño han considerado todas las dificultades que un migrante pasa por su camino.
La mochila presenta varias adecuaciones en las que priorizan la comodidad y la seguridad del portador, como son varios compartimentos al interior y al exterior de la misma, uno de ellos dedicado a la transportación de alimentos, una bolsa principal dedicada a la transportación de ropa y enseres, y un tercer compartimento dedicado a la transportación de documentos. Como extra idearon un sistema de sujeción ajustable que hace de las correas para el hombro una pechera, la cual brinda una mayor comodidad “al momento de correr” y un conjunto de agarraderas extra que facilitan el subir a los trenes; así como una bolsa cangurera desmontable. La mochila cuenta también con una suerte de parche reflectante para poder guiarse en la oscuridad mismo que puede ocultarse en los casos en que es necesario pasar desapercibido. Por último, la mochila se entrega con una bolsa contenedora que, en palabras de sus creadoras, puede servir como almohada, útil para dormir a la intemperie.
El hate
Las estudiantes presentan su proyecto de manera muy seria manifestando su propósito: “Lo que buscamos es aligerar el camino, pero sobre todo, que no se sientan solos”. Lo hacen candorosamente, es decir, sin intención de mofa e incluso sin la malicia de cómo podría ser recibida su idea. Sin embargo, el clip de tres minutos compartido en varias redes sociales ha generado, además de las sinceras felicitaciones, un aluvión de reacciones conocidas como hate, en las que tanto la iniciativa como la escuela y ellas mismas son agredidas por cientos de usuarios que las tachan de “clasistas”, criticando la imagen de las jóvenes, así como sus “privilegios”, descalificando sus buenas intenciones y cuestionando la operatividad de su proyecto.
El anonimato funcional de las redes sociales permite desfogar los impulsos destructivos y autodestructivos que han acompañado al hombre desde sus orígenes y que exteriorizan, manifestando una opinión negativa sobre cualquier cosa. Curiosamente, muchos de estos individuos pasan en la vida cotidiana como personas calladas y tranquilas. En un mundo que tiende a la pasividad, la instancia psíquica llamada Yo, encuentra más fácil criticar a quien toma una iniciativa que crear una propia. Muchos de nosotros no podemos resistir la tentación de contribuir con un cerillito cuando vemos que están quemando a alguien, aunque existen también individuos quienes, sin motivo de por medio, solo gustan de ver al mundo arder.
¿Quieres saber más? Escúchanos este viernes a las 12:00 del día en La hora del deseo, por Radio Univas. Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921.
