Pasar al contenido principal
x

Consultorio del alma cuenta conmigo: El egoísmo, la supremacía del Yo

persona-con-corona
Foto(s): Cortesía
Alejandra López Martínez

Alejandro José Ortiz Sampablo/ Última de tres partes

En el seminario de la tarde del sábado, el cual tiene como título “El inicio de la práctica clínica”, una estudiante me expresó una duda que le surgió a partir de que, el jueves por la noche, abordamos un fenómeno psíquico que nos acontece a los seres humanos y del cual los psicoanalistas nos auxiliamos en el tratamiento de las enfermedades nerviosas. A este fenómeno lo conocemos como transferencia.

Un fenómeno del que nadie escapa

Como lo mencioné, es algo que nos sucede a los seres humanos, el cual nos lleva a actuar y a tomar determinada disposición psíquica con las personas; esto último, en lenguaje cotidiano lo entendemos como el efecto que produce una persona cuando la conocemos. En ocasiones para que esto suceda no es necesario cruzar palabra alguna, basta con que el otro se haga presente; podrán deducir que luego entonces una persona puede, digámoslo así, caernos bien o mal.

En el caso que nos ocupa, por regla general la entidad psíquica llamada Yo llega a nosotros, por decirlo de alguna manera, debilitado, lo que facilita que la transferencia acontezca de manera positiva; esto sucede gracias al dispositivo clínico y no a nuestra persona. Para explicar lo anterior, imaginemos la actitud de alguien que toca a nuestra puerta en busca de ayuda. Si ese mismo sujeto tiene la oportunidad de conocernos en otra circunstancia, sin que portemos ya la investidura de aquel que puede brindar auxilio, posiblemente nuestra persona pasaría desapercibida para él o incluso le podría ser desagradable. En la situación clínica, el futuro paciente nos confiere o adjudica la aptitud para curarlos, y con ello un cúmulo de afectos.

Un poder y un alto riesgo

Por lo anterior queda claro que desde el inicio de cualquier tratamiento, el terapeuta -en este caso el psicoanalista- es provisto por parte del paciente de un gran poder. Ustedes, amables lectores, ahora podrán tener atisbos de lo que sucedería -y sucede- si aquél que se coloca en el lugar del psicoanalista se deja llevar por su tendencia egoísta.

Algunos individuos que ejercen el Psicoanálisis como terapéutica, en su vida cotidiana se abandonan a dicha tendencia con el supuesto de que, al momento de ingresar a su consultorio, esta dejará de ejercer influencia en su persona de manera automática. Quien opere de esta manera será mejor que nombre de otra forma su terapia, pues esto es indicio no solo de un desconocimiento teórico de las leyes a las que obedece el psiquismo, sino también práctico. Este tipo de practicantes del Psicoanálisis se convierten eventualmente en un peligro para sus pacientes.

La subversión a un fundamento

Sigmund Freud, para explicar la dinámica en la disposición psíquica mencionada, introdujo un concepto, el “narcisismo”, ya que “egoísmo” resulta insuficiente en la elucidación de lo que acontece en los seres humanos en la búsqueda implacable de ganancia de placer a la cual, en el caso de quien decide formarse como psicoanalistas, es imperante renunciar.

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

[email protected]

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.