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Apólogo de las palabras robadas

Foto(s): Cortesía
Aleyda Ríos

Mónica Ortiz Sampablo / Primera de dos partes

Al entrar a casa, encontré las letras regadas por todos lados; las botellas que las contenían estaban en el suelo, convertidas en polvo y astillas. La escena me provocó un fuerte dolor poco más arriba del estómago, ese puñetazo ya estaba destinado a mí; las palabras llevaban y traían ruidos, que poco a poco se convertían en frases, finalmente en párrafos estridentes. Por el pasillo que conduce a la habitación del fondo se encontraban regados los restos de mi computadora; máquina “del mal” como la llamabas cada vez que veías mi rostro resplandeciente por su luz emitida a deshoras.

Pedazos del teclado se mostraban burlones, en contraste con toda la poesía que a esa hora deambulaba por el piso de la estancia, frases de Benedetti, versos de Bécquer, algún soneto de Sor Juana, recortes de Neruda que venían a dar a mis pies. Primaveras con esquinas rotas, ensayos sobre cegueras blancas, ciudades semejantes a la nuestra, las letras de Sabines ya desfiguradas por la catástrofe, amorosos que se buscaban entre ese crítico panorama del que ya todo era un amasijo sin destino, un poco también como el poema.  Avancé por la escena, a la par de una iluminación a propósito del instante que me envolvía, haciendo todavía más agudo el dolor del principio; un poco de tragedia más podría hacer pretenciosa la emoción de ese momento…  la aumenté al quitarme los zapatos.

Meses atrás estaba presumiendo a mis amigas mi nueva faceta de poeta, fanfarroneaba porque me había metido a una página para descargar libros de escritores famosos y aunque de muchos no recuerdo sus nombres, no pasó lo mismo con sus rostros; me sabía de memoria la frente y los dientes de Cortázar, la boina de Neruda, el gesto senil de Saramago, la sonrisa de Benedetti; porque me gustaba jugar la aplicación de memorama literario en mi teléfono. Sin embargo, continuaba siendo una neófita en el campo de la literatura, lo cual me importaba un carajo porque en estos tiempos todo mundo postea en sus redes sociales o reenvía cadenas con frases de estos ilustres escritores.

Continuará el próximo miércoles…

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