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Ángeles y palabras: Ángel Muriel, regente de Junio

angel
Foto(s): Cortesía
Aleyda Ríos

Isela Sedano

Muriel  significa “Bálsamo de Dios”, pertenece al coro de las dominaciones y de ahí toma las características de seres angélicos, cuyas auras son bellísimas, doradas, resplandecientes y de gran magnitud tal, que su contacto con el ser humano provocaría un choque de vibración tan fuerte, que los únicos seres capaces de recibir su asistencia directa son los que han subido de vibración a frecuencias ultra humanas por medio de la devoción profunda, el fervor sublime y la entrega total a Dios.

Su función es propiciar las situaciones para que el ser humano poco a poco vaya evolucionando y recibiendo la ayuda necesaria para conciliar los extremos, la materia y el espíritu.

Este ángel ayuda a los seres humanos a irradiar lo que deben ser, a tomar la responsabilidad de su ser interior y de su alma, a ser responsables de lo que deben ser y de lo que deben irradiar en el interior y el exterior.

Ayuda a que se establezca una línea de conducta donde se tiene que vivir la vida en conciencia e implantar acciones por la encarnación que elegimos vivir ahora, aceptando el papel que nos tocó, el que nos corresponde, haciéndolo con amor, respeto y alegría; así veremos el cambio en el trabajo iniciado, el trabajo diario, porque si no se acepta con amor, respeto y alegría, el trabajo cambia, se transforma y transmuta su energía.

Todo está en función con la actitud y del corazón; una acción puede hacerse muchas veces del mismo modo y estar bien, pero si la llevamos a cabo con suficiente amor, es mucho menos difícil ejecutarla y vivirla. También puede hacerse más rápido y transformar por completo la acción y quizá más allá de toda situación.

La energía de este ángel también lleva a construir, a edificar, a estructurar y a gobernar; es una energía de acción, de trabajo metódico, de estructuración, que pone el orden y que pone en práctica muchas cosas, grupos e instituciones; esto, siempre respetando el orden, no es un orden personal íntimo o egoísta, sino el que recibimos porque concuerda con nosotros y con los demás.

Es cierto que esto requiere apertura y la primera es la de nosotros mismos, nuestras raíces de luz; cuando las encontremos encontramos la conexión con el cielo; estas raíces nos hacen más simples, más abiertos, más comprensivos, más amorosos, más abiertos, porque nos sentimos menos perdidos.

Encontrar a la familia que se encuentra en el cielo y en los planos de luz, es reconstruir la familia que formamos en el planeta Tierra con el fin de recuperar la energía básica, la energía de donde venimos todos y que nos hace más fuertes si volvemos a unirnos; es la energía de grupo, pero sobre todo, es la energía de los lazos, la energía de la esencia que regresa sin cesar para seguir con el mismo trabajo que se nos asignó desde el inicio de los tiempos.

"Este ángel ayuda a los seres humanos a irradiar lo que deben ser, a tomar la responsabilidad de su ser interior y de su alma, a ser responsables de lo que deben ser y de lo que deben irradiar en el interior y el exterior".

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