El año que termina... | NVI Noticias Pasar al contenido principal
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El año que termina...

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Rafael Alfonso /  O la sabia virtud de conocer el tiempo

Hoy, al ver cómo se desvanece el 2022, me asaltó la idea de que este día será el último miércoles del año; mañana, el último jueves y así de forma sucesiva lo serán todos estos días hasta el sábado 31. Sin embargo, de inmediato caigo en la cuenta de que, al terminar la semana, estaremos frente al primer día del año próximo. Si lo pensamos, no deja de ser curiosa la relación que los seres humanos hemos tejido con el tiempo.

Aunque el último día del 2022 tendrá las mismas 24 horas que el primero del 2023, nuestra imaginación, en su afán de resistirse al caos y a la monotonía, impone al transcurrir del tiempo una narrativa llena de significados. Lo mismo ocurre con periodos más o menos indistintos —eras, generaciones y décadas—, y con nuestras fechas conmemorativas, repletas de simbolismo. Acabamos, sin más, de pasar el fenómeno del solsticio de invierno, que marca en muchas culturas el inicio del ciclo agrícola, la razón primigenia por la cual esta temporada es rica en celebraciones.

Sabiduría

Esta organización del tiempo nos ayuda a mitigar los miedos y angustias que pueden despertar en nosotros el no tener control en su devenir. Sin embargo, el tiempo no pasa en vano; conforme transcurre, uno aprende qué hacer con sus dudas y angustias.

Nezahualcóyotl, el Rey Poeta, que en su canto aúna la sabiduría y la belleza, hace del tiempo uno de sus temas: “Nada es para siempre en la tierra:/ sólo un poco aquí./Aunque sea de jade se quiebra/ aunque sea de oro se rompe/ aunque sea plumaje de quetzal se desgarra”.

Así expresa el Señor de Texcoco esta frágil relación del hombre con el tiempo.

Tiempo y relatividad

La existencia del tiempo cronológico, que sucede de manera secuencial y cuantitativa para organizarse en unidades de tiempo —de acuerdo con el orden que, redundantemente, llamamos temporal—, no es percibida de la misma forma por todos.

Sabido es que durante los últimos cinco minutos del juego, el equipo que está perdiendo y el que va ganando tienen experiencias muy distintas. Lo mismo sucede cuando uno, con la edad que tiene, se compara con los niños que recién inician su vida. En los distintos casos, el devenir del tiempo se percibe como veloz, breve, lento o lánguido, dependiendo de cómo la estemos pasando.

Quienes conciben el tiempo como un recurso (el tiempo es oro), piensan de inmediato en su brevedad y escasez, preocupándose por administrarlo de forma adecuada. Calculan la velocidad y el horario propicio para realizar determinadas tareas. Son muchas las personas sabedoras de que, a pesar de cualquier circunstancia adversa o afortunada, la máquina no se detiene.

El tiempo del inconsciente

El tiempo en Psicoanálisis, es un tiempo distinto. Se trata de un tiempo subjetivo, vivido al interior del aparato psíquico y que depende de múltiples factores; uno de los más importantes es la estructura clínica del sujeto que lo vive. En razón de lo anterior, hay instantes que quedan congelados en el tiempo, como si fueran momentos eternos. Estos momentos se manifiestan en la repetición (nuestros síntomas). El proceso analítico nos ayuda a tomar consciencia de nuestro propio tiempo y de su devenir.

¿Quieres saber más?  Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

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