Isela Sedano
El 29 de septiembre es una de las fechas angélicas más importantes, pues es la fiesta de San Miguel Arcángel, quien de acuerdo a las tradiciones, su primera aparición ante los cristianos fue en el año 390, en el Monte Gargan, en Apulia, cerca de Foggia, Italia, en una cueva, que en tiempos precristianos estaba consagrada a Mitra.
Por esa aparición, se estableció la fiesta del Arcángel Miguel el 29 de septiembre, cerca del equinoccio de otoño, fecha que cae dentro del signo solar Libra, cuyo símbolo es la misma balanza que sostiene San Miguel en la mano, igual que Toth, indicando su misión Divina de pesar las almas en el juicio final.
En 590, durante el pontificado de San Gregorio Magno, se establece la imagen que tenemos hoy de San Miguel, pues aparece en Roma durante una terrible peste, portando el traje de guerrero al estilo romano y con la llameante espada en la mano derecha; la aparición se produjo sobre el Castillo Adriano, que desde entonces se conoce como el Castel Sant Ángel, por el santuario que en honor de San Miguel, mandó a construir en su interior el Papa San Gregorio.
Se festeja esta aparición el 8 de mayo, coincidiendo con el signo de Tauro; aquí, nuevamente el símbolo se identifica con Mithra, Hermes, Toth, Apolo; tanto el signo de Libra como el de Tauro son regidos por Venus, la estrella dela mañana con la que se identifica también a San Miguel.
Existen muchas fechas para recordar a San Miguel, porque los grandes seres que guían la humanidad se presentan en distintos ciclos, coincidiendo con emanaciones cósmicas especiales en respuestas a las necesidades del grupo ante el que se manifiestan; y en cada manifestación se adaptan a las expectativas de sus devotos y las imágenes siempre corresponden a las costumbres del momento de la aparición; así podemos ver que en cada cultura, San Miguel tiene las características propias del momento que se vive y su lenguaje también se adapta ante el grupo ante el cual se da a conocer.
En el año 710 se aparece en sueños ante San Auberto, obispo de Avranches, y le pide le construya un santuario en un farallón rocoso conocido como el Monte Tombe; en el mismo lugar donde unos malhechores habían ocultado un toro que habían robado.
San Miguel, al revelarle a San Auberto el escondite, le explica que las medidas del Santuario deberían corresponder a las que el toro había señalado con sus huellas; en este islote se levantó la abadía conocida hasta hoy con el nombre de Mont Saint Michel; el día de su fiesta, ahí se estableció el 16 de octubre.
En Oaxaca, diversos poblados han tomado al Arcángel Miguel como su Santo Patrono, por lo que el 29 de septiembre se engalanan con sus tradicionales festividades como mayordomías, calendas, misas, quema de fuegos artificiales, etcétera, para honrar al ángel fiel que los protege y lucha contra el mal.
AL ÁNGEL MIGUEL
Isela Sedano
Te amé, desde el tiempo de la creación;
desde que todo era obscuridad y se hizo Luz.
Te amé desde la primera mordida a la manzana;
desde que la expulsión nos hizo cómplices;
desde que se empezó a formar la humanidad.
Desde entonces te amé, son cuantos siglos,
cuántos años de amor, cuántos minutos,
cuánto tiempo de espera y de reencuentros;
cuántas separaciones, cuántas preguntas;
cuántas muertes vívidas y olvidadas;
cuántas risas, cuántas luchas;
cuántas lágrimas ¿cómo se contarán?
Por vidas o por experiencias,
por vivencias o por lágrimas.
La cuenta sólo es cuestión de tiempo
y para la eternidad no existe;
es tan solo un plano interminable
donde se pueden conjugar los tiempos.
La única certeza es que en un punto
se unirán los pares para siempre.
Este es el final del juego de la vida;
ese es el triunfo del creador
y esa es la esperanza del que juega.
