Isela Sedano
Cada ser humano posee una perla en su interior; todos la conocen, solo necesitan ir en su búsqueda; está ahí y el ser humano la ha tenido durante milenios consecutivos gracias a sus conocimientos y experiencias, el amor que dan a la humanidad y a todo el universo.
Este es el amor que Dios les legó y que está inscrito en su interior y les permite que entren y abran los planos de Luz inconmensurables.
Esta perla está en el fondo de cada uno, muy presente, solo hay que tener el impulso de descubrirla y que se vaya a su encuentro y a lo que brota fuera de cada uno, que se retome la sabiduría, la fuerza y la luminosidad de la Luz del Cielo y del Sol.
Pero la perla está en lo más recóndito de cada hombre, en las aguas primordiales y siempre en afinidad con la feminidad, con la receptividad, esa parte que indica que la Luz está por encima de cada uno; este acuerdo entre lo femenino interno y el sol externo es lo que permite que se establezca en el interior; así se necesita unirlo, realizarlo y formar al ser ideal, al ser unitario, en conexión con cualquier unidad existente, porque en el fondo de esta ascensión saben que no hay más que una sola unidad, un solo Uno y que todos forman parte de Él.
Mientras más horizontes lejanos y profundos existan en su interior, va el hombre en busca de estos; y entre más lejos vayan, más entrarán a las profundidades del Universo de Dios; también irán a la conquista del Cielo, a la conquista espacial, porque conocen más de lo que está en el cielo, más de lo que creen y sienten también que hay medios diferentes para entrar en Él.
Cuando la gran mayoría de la humanidad conozca el cielo por medio de su lado femenino, su receptividad intuitiva y su comunicación interior, se establecerá la exteriorización de las cosas; la entrada de estos mundos a la exteriorización de las cosas; la entrada de este mundo a la materialidad; así se descubre el espacio, encontrando la mayoría en su interior, los espacios y los seres que lo habitan.
Pero también existe una Ley muy importante: las cosas que se materializan en la tierra, toman forma y se materializan si el ser humano tiene dentro de él el poder y el deseo de la materialización, así como los descubrimientos; el establecimiento de nuevas energías se llevó a cabo solo porque seres iluminado s las vieron, recibieron e imaginaron en espíritu; su poder creador logró crear en el etérico nuevas creaciones y así con mucho amor, respeto y luz, estas cosas se concretaron en la materia.
Así es con todo lo que pasa, incluyendo las cosas más difíciles como la guerra, en la agresividad porque se puede en la Luz y en la Obscuridad.
Por eso es tan importante que en los espíritus de los seres humanos se creen seres, actos, cosas de Luz, de respeto y de comunicación; entre más se esté en ósmosis con uno mismo y con la conciencia, más se creará en el interior de las energías de la misma fuente; si se cultivan en el interior energías de rencor, de odio o de agresividad, entonces se manifestarán en el exterior energías de la misma fuente.
Así suceden las cosas, entonces se descubren cosas maravillosas; pero esto solo si se pasa por medio de una gran claridad y una purificación de sí mismos, yendo al encuentro de sus intenciones y de sí mismos.
