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ÁNGELES Y PALABRAS: La justicia de Dios 

Jesús en las nubes
Foto(s): Cortesía
Luis Ángel Márquez

Isela Sedano

 

Los ángeles nos dicen siempre que la justicia de Dios, impulsa la Energía de Luz en nuestras células y así acelera los sucesos para que veamos en qué partes de nuestro ser no somos luz, en sucesos que se enfrentan con nuestra agresividad o nuestro enojo, en especial cuando están en resonancia con el pasado. 

Los ángeles nos dan mucho amor para la riqueza de nuestros errores del pasado y así podamos crecer y superar estos sucesos, permiten que nos enganchemos a la memoria de la luz , para que limpiemos nuestra memoria celular de esas energías de dualidad. Lo hacen sin hacernos olvidar que nuestros enemigos exteriores son la manifestación de los exteriores, y nos conducen a un suceso de verdad para que veamos si realmente superamos el problema.

Entonces hacen que trabajemos  con la esperanza, nos piden que desterremos nuestra palabra de la censura, la calumnia o la crítica. Hacen que nos demos cuenta que estas energías son destructoras y nos llevan a transformarlas en energías en energías de amor, de comprensión y de compasión, semejantes a la sabiduría de oro de nuestros conocimientos pasados. 

Al mismo tiempo, nos dan la energía de protección con la luz, que nos protege de nosotros y de los demás.

Los ángeles imponen la justicia de Dios con mucha benevolencia, pero con todo su rigor, nos enfrentan permanentemente a nosotros mismos, a nuestra posición y a nuestra claridad interior, teniendo todos los datos y conocimientos para ello, transmitiéndonos toda la información Divina que necesitamos, para conocer y aprender de esta justicia. 

Nos indican que hay fallas en nosotros, en dónde no somos justos y, muchas veces, quedamos bastante sorprendidos por lo que nos muestran, incluso hasta nos llevan a las personas o situaciones que nos enfrentan a nosotros mismos y a las injusticias que creamos, para que desarrollemos la tolerancia y la inocuidad a los demás. 

Los ángeles actúan así para impulsarnos a aclarar situaciones o relaciones y para ayudarnos a manejar nuestra vida para el bienestar de otros. Nos ayudan también a cumplir nuestro destino, es decir a tomar el sitio que nos corresponde en el gran plan Divino, por eso la Luz desciende a través de ellos depositando en nuestra alma. 

Además ellos nos indican el camino de la verdad, liberándonos de nuestras debilidades y ajustándonos ante la Justicia y las Leyes Divinas, nos ayudan a tener la mirada del sabio, una mirada de amor y de comprensión hacia los demás, a no estar en la censura, la calumnia y la crítica, sino a encontrar soluciones para equilibrar, para que las cosas sean lo más justas posibles para todos,  en los límites de la comprensión y del nivel de cada uno.

Siempre estamos al servicio de los demás, aunque se equivoquen y no sean justos. Los ángeles dan una energía de protección y bendición a quienes los invocan, su energía nos permite que cuidemos de nosotros mismos y de la oscuridad de nuestro ser, llevan la Luz a donde debe ir.

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