Isela Sedano
El mes de enero tiene como el día lunes, como regente, al arcángel Gabriel, cuyo nombre es de origen caldeo y fue adoptado por los judíos a raíz de su cautiverio en Babilonia; la raíz sumeria de “Gabri” es gobernador, héroe o conductor; el nombre arábigo de Gabriel es “Dijibril” y fue el ángel que dictó el Corán a Mahoma.
También la tradición cristiana indica que será el tiempo de la siega y la separación del trigo y la paja; por esta razón, en este 2022 se pagarán karmas y evolucionará quien esté preparado para hacerlo, de acuerdo con sus vibraciones Divinas; se le relaciona también con el Espíritu Santo, cuya fusión nos traerá la Sabiduría Divina; se cree que Él es también quien nos ayuda a interpretar sueños y que mientras dormimos nos da mensajes para aclarar dudas y situaciones preocupantes.
Según la leyenda, fue Gabriel quien intervino en la destrucción de Sodoma y Gomorra; por ese motivo, se le considera como el ángel de la liberación, porque libera de lo obsoleto para que siga su proceso de transformación; por eso es tan importante su presencia en este 2022, después de que hemos sufrido muchas pérdidas tanto personales como humanidad; y necesitamos de este respiro en este año nuevo, siempre y cuando estemos conscientes y en armonía con todo y con todos lo que nos rodea.
A este ángel se le identifica con el aspecto femenino, pero esta interpretación se refiere a que instintivamente emanan de Él ambas energías, la activa y la pasiva, aunque esto es igual en toda la creación.
En el Caballah se simboliza por las características predominantes de la emanación; siempre es importante recordar que la naturaleza de los ángeles es espiritual y los cuerpos corresponden a los cuerpos materiales.
Él pronunció las palabras de la anunciación a la Virgen María, del nacimiento de Jesús con la gloriosa frase, hoy convertida en oración: “Dios te Salve María, Llena eres de Gracia”, Lucas 1:28; es el mensaje silencioso de la consagración, revelación, transfiguración y una promesa de la Gloria del triunfo; cuando permitimos que participe en nuestra vida, representa lo blanco oculto de nuestra luz interior.
San Gabriel aparece en muchas tradiciones, bajo nombres distintos y conviene siempre recordar que el nombre de los seres de luz indican su misión, la función que deberán realizar con la “personalidad” con que se manifiestan; su nombre es, pues, como una especie de título, una especie de nombramiento; no como algunos creen que Título es un papel colgado y enmarcado en la pared, en donde indica a qué se dedican laboralmente, para lo que fueron preparados mecánicamente; pero el verdadero título es como la verdadera inteligencia, una forma de vida.
“Por sus frutos los conoceréis” dice la Biblia y solamente por su forma conductual de vida se convierten en íntegros seres humanos… entendiendo la integridad como fusión de pensamiento, sentimiento y obra.
