Llega un momento en la vida en el que los kilos de más, empiezan a ser evidentes y es necesario ponerse en forma por diversos factores tanto estéticos como de salud personal. Sin embargo, el no acudir con un médico especialista nos puede generar todo lo contrario y ayudará a que dejemos el intento por bajar de peso.
Y es que muchos factores se deben desde la misma alimentación, por ejemplo, los alimentos saludables cuando se comen en exceso pueden sumar más calorías de las debidas. Un tazón grande de avena con leche, nueces y arándanos, por ejemplo. Puede estar en tu lista de platillos saludables, pero si no cuidas el tamaño de la porción, puedes estar sumando más de 500 kilocalorías aun cuando elijas leche descremada y no adiciones azúcar, así como omitir tiempos de comida puede hacerte perder el control fácilmente.
Otro factor que muchos consideran beneficioso para lograr la meta es someterse a rutinas de ejercicio, pero pasa lo mismo. Si no estamos asesorados, el intento puede quedar solo en eso. Si ya estás en el gimnasio y no obtienes los resultados que deseas, lo ideal es que en tu rutina de fitness combines ejercicios de diferentes intensidades y tipos.
La comida incorrecta
El gran problema de lo “light” es que nos hace creer que es sano, y nos permitimos comer mucho más de lo que deberíamos. Por ejemplo, los helados de yogurt tienen alrededor de 100 calorías por cada 100 gramos. La próxima vez que pagues tu helado de yogurt por peso considera que probablemente te estés comiendo lo que pagaste en calorías.
Adiós refresco
Incluso cuando es light, el refresco te crea una necesidad de consumir algo dulce que es difícil de eliminar. Además, te inflaman el abdomen y te hacen sentir cansada. Si sustituyes el refresco por agua verás el cambio en tu cuerpo mucho más rápido.
Falta de nutrimientos
Si en tu intento por llevar una dieta más sana has eliminado los lácteos y las carnes de tu dieta es posible que no estés consumiendo suficiente proteína. Nuestro cuerpo invierte más energía para metabolizar las proteínas que otros nutrimentos. Así que si tu dieta es pobre en proteína, podrías estar gastando menos calorías que antes.
¿Duermes lo suficiente?
El sueño puede tener mucha más influencia en lo que pesas de lo que crees. Varias investigaciones han demostrado que dormir mal una noche hace que al día siguiente consumamos muchas más calorías, especialmente alimentos grasos y con altos niveles de azúcar, para conseguir un impulso de energía.
El estrés
Cuando estamos nerviosos y tensos nuestro cuerpo nos pide consumir más alimentos grasos y azucarados porque éstos activan las zonas de placer de nuestro cerebro y nos hacen sentir mejor. No sólo eso, el cortisol, una de nuestras hormonas del estrés, es uno de los culpables de que acumules grasas porque impulsa el aumento del peso alrededor de nuestra cintura.
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La pérdida de peso duradera no suele pasar de la noche a la mañana. Adelgazar unos kilos y no recuperarlos al poco tiempo es algo que implica tiempo, esfuerzo y trabajo duro, pero, especialmente, un cambio en tus hábitos y tu mentalidad. Pero la mayoría de las veces, el problema es mucho más fácil de resolver de lo que parece. Solo tienes que identificar qué es lo que está pasando.
¿Sabías que?
Muchas veces, la causa principal para bajar de peso puede estar escondida detrás de la genética o de ciertos hábitos poco saludables, quizás tus hormonas sean las culpables de no permitirte adelgazar.
